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Gran Vigo

El cumpleaños más gris de la estación de autobuses

El edificio de la Avenida de Madrid alcanza los 32 años en pleno declive

Aspecto, ayer, de la estación de autobuses en la Avenida de Madrid R. Grobas

El último día de campaña previo a las elecciones que catapultaron a Manuel Fraga a la Xunta, Vigo estrenaba por fin la primera estación de autobuses de su historia.

El 15 de diciembre de 1989 se inauguraba -no exento de polémica por hacerlo solo con los servicios de larga distancia para llegar a las urnas - después de un tiempo récord de diez meses de obras y múltiples protestas.

El propio director general de Transportes de la época, Javier Varela Tejedor, reconoce que “no era la ubicación más oportuna” pero sí permitía potenciar el barrio de La Doblada, que se mostró en pie de guerra por los cambios en el proyecto.

Las goteras y los locales cerrado, un mal endémico de los últimos años

Treinta y dos años después, el edificio de la Avenida de Madrid vive sus últimos servicios marcados por la pandemia y su inminente traslado junto al centro de la ciudad.

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La estación de autobuses de Vigo: un viaje con billete de vuelta Hilda Gómez

Durante su construcción y primeros meses de vida fue tachado de “indecente, desproporcionada, poca y lejana” entre protestas vecinales.

Sin el glamour de un aeropuerto ni el romanticismo de una estación de tren. La obra de Javier Suances nunca alcanzó el reconocimiento o cariño que tienen la terminal de César Portela en Peinador ni el diseño de Thom Mayne en el Vialia.

Obras de construcción, en abril de 1989. | // ALBA VILLAR

Los usuarios habituales certifican que al edificio, de 120 metros de largo y 65 de ancho, “lo han dejado morir”. Las restricciones en la hostelería desde marzo de 2020 llevaron al cierre a la cafetería de la terminal, reduciendo la oferta gastronómica en la actualidad a tres máquinas expendedoras.

Y entre la docena de locales comerciales que albergaron charcuterías, quioscos y peluquerías, hoy solamente sobrevive una casa de apuestas.

La situación de abandono es tal que los únicos horarios que se pueden consultar son aquellos que han colocado algunas compañías en las cristaleras de sus oficinas, casi todas cerradas.

Los sucesivos cambios de los servicios durante la pandemia llevaron a “desconectar” los monitores y paneles informativos que hoy forman parte del lúgubre decorado.

Todas estas deficiencias, junto con un aspecto exterior que no ha sido tratado durante décadas, lo han convertido en un incómodo vecino. Aquellos que no pueden subirse en las paradas de la calle Areal o Florida a sus autobuses lo asumen con resignación.

  • Mismo número de dársenas para medio millón de usuarios más

    Aunque la nueva estación de Urzáiz mantendrá las 30 dársenas presentes en la actualidad, se espera que pueda mover un 33% de pasajeros anuales más que su predecesora para alcanzar los dos millones de usuarios.

    Mayor oferta comercial

    Los trece locales presentes en la Avenida de Madrid desaparecen para otorgar el peso comercial a Vialia, al que estará conectado mediante dos pasillos. El área de servicios y de oficinas será ligeramente más pequeño que en la actualidad, con 1.100 metros cuadrados.

    La inversión se multiplica por dos

    La construcción de la primera estación supuso un desembolso de 800 millones de pesetas a los que habría que sumar otros 50 en concepto de accesos a la misma; lo que supone unos 10 millones de euros teniendo en cuenta la inflación. La estación a estrenar en 2022 roza los 18

Más dudas que certezas

Sin fecha exacta para su cierre, menos claros parecen los plazos para su acondicionamiento a un nuevo uso y puesta en funcionamiento. Las diferencias entre Concello y Xunta para el futuro de la parcela, de unos 20.000 metros cuadrados.

Mientras que el ejecutivo autonómico apuesta por su reconversión en un “centro intergeneracional” con guardería y residencia de mayores; el nuevo PXOM contempla la creación de zonas verdes y el reordenamiento del tráfico en el eje con Antonio Palacios y Martínez Garrido.

Desde el consistorio apuntan a que los terrenos fueron cedidos solamente para el fin actual mientras que Infraestructuras señala que es de su titularidad desde 2019.

Si ambas partes no llegan a un acuerdo, la estructura metálica podría convertirse en un esqueleto en el principal acceso a la ciudad durante años.

La cubierta de la nueva estación de autobús en Urzáiz. Alba Villar

El nuevo edificio en Urzáiz, de dimensiones similares, coge forma con la cubierta

Cuando en el primer trimestre del próximo año se inaugure la nueva terminal entre la AP-9 y el Vialia se cumplirá un viejo anhelo que no cristalizó a finales de los 80, ya que los terrenos anexos a la estación del ferrocarril eran los preferidos por técnicos y vecinos, por su intermodalidad.

Sin embargo, este nuevo edificio tampoco supondrá un gran salto de prestaciones: ambos cuentan con 30 dársenas y un máximo de 500 servicios diarios. Y aunque la terminal de la Xunta no tendrá problemas en la parte comercial gracias a su conexión con el complejo de Urzáiz, la planta de servicios será ligeramente inferior a la existente.


Su objetivo de alcanzar los dos millones de usuarios anuales –500.000 más que el límite del actual– pasa por captar nuevos viajeros y la centralización de rutas.

La semana pasada comenzaba la colocación de la cubierta sobre el patio de viajeros; centrándose el grueso de los trabajos ahora en los túneles de acceso desde y hacia la autopista.

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