Con el policía vigués e impulsor de DisCamino, Javier Pitillas, al frente, 21 usuarios con algún tipo de discapacidad llegaron ayer en sus triciclos a Santiago de Compostela para completar la iniciativa más ambiciosa de la historia de un proyecto que ha demostrado que no tiene límites.
Porque la llegada a la Catedral es la culminación de la penúltima de las etapas que durante 51 días (hoy será el definitivo con su llegada a Vigo) han llevado a cabo estos héroes a lo largo de siete tramos construidos con la unión de siete rutas jacobeas distintas.
Una iniciativa especial para un año especial, coincidiendo con el Xacobeo, y que en esta recta final no ha estado exenta de dificultades debido a las lluvias y los vientos de los últimos días, que provocó un pequeño retraso en la llegada ayer por la mañana de los 21 peregrinos a Santiago.
”Es el camino más duro y más largo que hemos hecho”, reconoce Javier Pitillas. Y es que han sido 51 días y en total casi 2.900 kilómetros recorridos y hay que reseñar que dos pilotos y dos copilotos realizaron absolutamente todas las etapas. El resto hizo varias y eso sí, todos se sumaron para completar la etapa definitiva y llegar juntos a Santiago para demostrar la inquebrantable unidad y camaradería que hay entre ellos.
Para recargar las pilas durante el trayecto, hicieron parada en tres ciudades. Concretamente descansaron en Mérida, Cartagena y Toledo, donde además prepararon diferentes actividades. La aventura les ha hecho pasar además por otras urbes como Zamora, Almería, Granada o Astorga. Al final de cada tramo se cambiaba parte del equipo, excepto las cuatro personas que realizaron el trayecto completo.
La participación del resto de usuarios se iba determinando en función de las características de cada uno y del tiempo disponible. Es el Camino de Santiago número 80 que lleva a cabo esta entidad, pero la primera vez con este itinerario tan ambicioso de casi 2.900 kilómetros. Es más, este año ya han completado siete rutas jacobeas y tienen en mente llevar a cabo otra en los próximos meses.
La historia de DisCamino empieza en agosto de 2009 cuando Gerardo, un muchacho sordo-ciego de Vigo, hizo su primer Camino de Santiago pedaleando sobre un Copilot, triciclo tándem de origen holandés que un alma caritativa decidió donar para que pudiera cumplir su sueño.
Una vez en la plaza del Obradoiro, cuando la ruta había llegado a su fin, Gerardo, el peregrino aventurero y entusiasta, pronunció unas palabras que marcarían el devenir futuro, diciéndole a Javier Pitillas: “Busca a más personas con problemas como yo para hacer el Camino muchos años”.
El resto ya es historia, hasta el punto de que el fundador de DisCamino, Javier Pitillas, fue propuesto este año para el premio Princesa de Asturias de la Concordia.
