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El nuevo reto de DisCamino: un itinerario de 50 días y 2.800 km

Los participantes en la etapa prólogo salieron desde Navia pasadas las 8.00 horas con destino Porriño Marta G. Brea

“Disfrutar y demostrar a la gente que nunca hay que decir que no a nadie, que todo el mundo puede. Nadie tiene que cortarle las alas a nadie: a las personas que tienen las alas más cortas o más débiles, debemos darles el impulso suficiente para que sean capaces de volar”. Con este precioso objetivo, descrito por el policía vigués e impulsor de DisCamino, Javier Pitillas, un grupo de 21 personas con discapacidad que forman parte de esta asociación olívica realizarán “siete Caminos de Santiago en uno”, unos 2.800 kilómetros por numerosos puntos de España durante 50 días –con inicio y final en Vigo-, en un año “especial” por ser Xacobeo: su Camino está divido en siete tramos construidos con la unión de siete rutas jacobeas distintas. La motivación: el ansia y el especial estímulo que significa que la Puerta Santa “esté otra vez abierta para los peregrinos después de 11 años de clausura”.

Una parte del equipo, 17 personas, partieron ayer a primera hora de la sede de Alento –especializada en la atención a pacientes con daño cerebral–, en Navia con dirección a Porriño. “Fuimos seis pilotos y seis copilotos en las bicicletas, cinco de ellas, de pedaleo con piernas y la sexta, con brazos, dos personas de apoyo y otras tres conduciendo las furgonetas”, explicaba Pitillas a FARO minutos después de rematar la etapa “prólogo”, que les llevó menos de dos horas y media. Se bajaron en las instalaciones de la Policía Local porriñesa, donde guardaron sus vehículos. Volvieron en furgoneta a la ciudad olívica para recuperar fuerzas en sus casas y regresan hoy, temprano, a Porriño sobre las cuatro ruedas.

Los participantes en la etapa prólogo, ayer, antes de partir Marta G. Brea

Tras superar el Alto de San Cosme en la jornada de ayer, el mismo equipo, al que se suman Borja –un joven con síndrome de Down– y su padre, se dirige este domingo a A Cañiza: por delante, el Alto de Confurco y el de Fontefría. Al finalizar cada tramo, se cambia parte del equipo, excepto cuatro personas, que completarán todo el itinerario: dos pilotos -Pitillas y Miriam, de Castellón- y dos copilotos -Chema, de Ferrol, e Iván, de Benavente-. Algunos participantes realizan varios tramos, se determina en función de sus características y del tiempo disponible. Esta aventura les hará pasar por Zamora, Mérida, Almería, Granada, Cartagena, Toledo o Astorga hasta llegar a Santiago, desde donde regresarán a Vigo. Al final, habrán pedaleado un total de 21 personas con discapacidad.

Para dormir, eligen albergues, polideportivos u hostales. “Habitualmente, parábamos en centros de personas con discapacidad, que nos ayudaban mucho, pero, por culpa de la pandemia, no podemos. Tampoco queremos poner a nadie en riesgo”, explicaba Pitillas antes de destacar que el reto que se han propuesto es “una barbaridad”. “Es el Camino de Santiago número 80 que hacemos, pero la primera vez con este itinerario. Este año, hemos hecho ya siete. Y tenemos ya en mente iniciar otro más adelante. El que iniciamos ahora es ilusionante, en parte, porque muchas de esas 21 personas nunca han realizado el Camino”, señalaba.

El primer día de esta experiencia les regaló dos anécdotas, ambas, en Porriño. “Al finalizar la etapa, nos encontramos con un señor que reconoció ser un enamorado del Camino de Santiago. Nos preguntó quiénes éramos, por qué lo hacíamos, y se echó a llorar al conocer nuestra historia. Nos hicimos fotos con él. Fue un momento muy chulo”, concreta Pitillas. La segunda la protagonizó Gerardo, uno de los buques insignia de DisCamino: “Al bajarse de la bicicleta, vimos que no tenía sillín. Pensamos que había hecho toda la ruta sin sillín, pero, rápidamente, nos dimos cuenta de que se le había caído al suelo, que lo había arrancado al bajarse. No pasa nada, tenemos repuestos”.

Descansos en tres ciudades

Pitillas aseguraba de vuelta a Vigo, ayer a la mañana, que todo el equipo “está preparado mentalmente para hacer lo que pueda”. “Los participantes llegarán hasta donde las fuerzas les lleven”, anotaba. Para recargar las pilas, disfrutarán de tres días de descanso: en Mérida, Cartagena y Toledo. “Para esas jornadas, hemos contactado con asociaciones de discapacidad de esas zonas y organismos con el objetivo de preparar actividades: la gente de esas localidades se podrá subir en nuestras bicicletas, será algo nuevo para muchos”, avanzaba, a la vez que recordaba la importancia de los patrocinadores, uno por etapa: “Son apoyos simbólicos, de 100 euros por etapa. Es un empujón. Les estamos muy agradecidos. Este Camino enlace de Caminos es un sueño que llevaba tiempo navegando en nuestra imaginación”.

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