Tras un mes de cierre a causa de la pandemia del COVID-19, los vigueses pueden volver a disfrutar de las terrazas de la ciudad. Al mismo tiempo, los hosteleros están felices de volver a abrir; eso sí, con la mirada puesta en aforos y horarios.
"La acogida no ha sido mala, al contrario y en cuanto entremos en el fin de semana será mejor. Pero el cierre a las 18.00 se nos vuelve muy en contra; más que el 30 o el 50% de mesas, el horario es lo que nos hace daño", comenta Fran Lamosa, responsable de un bar de Rosalia de Castro.
En su caso, si bien ya tenía alguna reserva para consumir en el local, siguen manteniendo muy activos los envíos a domicilio. "La gente aún es cauta", revela.
Un poco más efusiva se encontraba Carmen, dueña de la cafeteria ECOS, quien no daba casi abasto a saludar a todos los clientes que se acercaban a celebrar su apertura. "Por fin, Carmen, qué ganas de ese café", decía uno de sus clientes, mientras ella ya se encontraba sirviendo otra mesa. "Llevamos con gente desde que abrimos; ya tenían ganas de bar, de estar tranquilos tomando un café, de socializar, de todo", bromea.
Ya más entrada la mañana, el ambiente se dejó notar especialmente en la zona del Casco Vello para disfrutar del tradicional vermú previo al fin de semanas. Familias o amigos que llevaban tiempo sin juntarse no pudieron esperar más para salir a su local de confianza. "Llevábamos casi el mes sin vernos, fuimos puntuales a la cita de la apertura de la hostelería", comentan Begoña y Loreto.