¿Se trataba de un patinete eléctrico o era en realidad un ciclomotor? Esta pregunta planeó varias veces en el juicio y es la clave de la sentencia que debe dictar la magistrada del Juzgado de lo Penal 3 de Vigo. Y es que ayer se celebró la primera vista penal en la ciudad contra el usuario de un falso vehículo de movilidad personal (VMP). La Fiscalía acusa a este joven, sorprendido la madrugada del 20 de julio de 2019 en la carretera Clara Campoamor manejando uno de estos aparatos, de un delito de conducción sin permiso. De la marca Neon Racing Motor Brushlees, tenía una potencia de 2.000 vatios y según el informe técnico de la Guardia Civil podía alcanzar los 55 km/h. La acusación pide que sea condenado a 6.000 euros de multa o 90 días de trabajos en beneficio de la comunidad. La defensa plantea todo lo contrario: la libre absolución.

El joven, A. J.R.O., se declaró inocente. Dos meses antes de ser interceptado en el falso VMP había sido condenado por ir al volante de su coche sin carné. “Me dijo la jueza que comprara un patinete para ir al trabajo”, declaró. Tras una primera adquisición, decidió comprar otro aparato más robusto, el que protagoniza este juicio. “Yo lo compré para ir al trabajo, no para andar rápido; iba a 15 o 20 km/h”, contó. Lo vio en una página de internet y pagó 590 euros con el convencimiento, dijo, de que era un patinete.

A preguntas del fiscal el acusado explicó que las instrucciones especificaban que el vehículo podía alcanzar los 20 km/h: para ir a más velocidad, aseguró, había que tocar la limitación. El aparato, añadió, tenía asiento y autonomía de 35 kilómetros: “Vi innecesario hacer una consulta en internet sobre sus características, la empresa decía que hasta un niño de 12 años podía usarlo”. Su abogada alega que el joven incurrió en un error invencible por la publicidad que hizo la empresa, su desconocimiento sobre la materia y las dudas existentes en aquel momento en torno a los incipientes patinetes eléctricos: “Eso le exime de responsabilidad penal”.

Fiscalía

El fiscal, mientras, mantuvo su petición de pena. “Lo condenan por conducir sin carné, adquiere un patinete y como le parece poco potente compra otro”, expuso, negando la existencia del error invencible alegado por la defensa. “Su obligación [la del acusado] era informarse; una mera consulta en internet, en Google, le hubiese levantado las dudas sobre el aparato que iba a comprar”, dijo. El desconocimiento de la norma no es excusa, añadió el fiscal, poniendo como ejemplo que si un hombre “azota” a su mujer en el mundo musulmán y después lo hace en España, inevitablemente aquí será castigado porque es una conducta no permitida, sin que pueda alegar ignorancia de las leyes de este país.

El Ministerio Público basa su acusación en este caso de falso patinete eléctrico en el informe técnico de la Guardia Civil de Tráfico. “Entendemos que ese aparato es un ciclomotor”, confirmó uno de los agentes. Ello en virtud del reglamento europeo y de las instrucciones de la DGT que había en esos momentos. “Por sus características no encajaba ni como juguete, ni como VMP ni como bicicleta de pedaleo asistido”, explicó. Aunque por un lado las empresas que venden estos aparatos trucados incurren en publicidad engañosa –en Vigo acaba de haber una sentencia pionera sobre esto–, la Guardia Civil también ve responsabilidad en usuarios como el acusado de ayer por no informarse mínimamente.