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Vigo acoge los primeros juicios penales contra usuarios de falsos patinetes eléctricos

Un usuario de un patinete eléctrico, circulando por Vigo.

Los juzgados de Vigo acogerán esta semana los primeros juicios penales contra usuarios de falsos patinetes eléctricos: esos aparatos que aparentan ser los tan de moda vehículos de movilidad personal (VMP) pero que por sus características técnicas y estructura se consideran auténticos ciclomotores. Los dos conductores que se sentarán en el banquillo están acusados por la Fiscalía de un delito de conducción sin permiso. Y al menos uno de los casos se prevé zanjar con una sentencia de conformidad, dado el acuerdo previo alcanzado entre el Ministerio Público y la defensa. Si así fuese, sería la primera condena penal en la provincia de Pontevedra en relación con estos patinetes que en realidad no lo son.

La problemática de los falsos VMP ha llegado a los juzgados de Vigo por varias vías. Una de ellas es la civil, y ahí está la reciente y pionera sentencia del Juzgado de lo Mercantil que, tras la demanda en defensa de los consumidores formalizada por la la Fiscalía, condenó a un comercio por vender motocicletas como si fuesen patinetes eléctricos. El magistrado estimó que había conducta desleal y publicidad engañosa y ordenó al establecimiento a cesar en esta práctica y rectificar la información que ofrecía sobre el vehículo.

Un modelo de falso patinete eléctrico, similar a los detectados en Vigo.

Esa sentencia del Mercantil puso el acento en el proceder irregular del comercio a la hora de vender estos vehículos. Pero, ¿qué responsabilidad tienen los usuarios que circulan en aparatos que exceden por velocidad y/o potencia las características permitidas a un patinete eléctrico? Pues en la ciudad hubo otra resolución judicial pionera, dictada en este caso en la jurisdicción contencioso-administrativa, que ratificó una sanción administrativa de 601 euros al conductor de uno de estos pseudopatinetes porque iba sin seguro obligatorio.

Delito

Ahora, en relación también con los conductores, se celebrarán los primeros juicios, pero en este caso en la vía penal. Porque, a juicio de los fiscales, circular en estos aparatos considerados en realidad ciclomotores es constitutivo de delito. Concretamente el que se recoge en el artículo 384 del Código Penal, que castiga con prisión o multa o trabajos en beneficio de la comunidad al que conduzca un vehículo de motor o ciclomotor pese a carecer de permiso de conducir o tenerlo retirado temporalmente. Esta licencia no se exige a los usuarios de los verdaderos VMP, pero la cosa cambia si el vehículo tiene la consideración de ciclomotor, que sí necesitan del preceptivo permiso de conducción.

Los juicios se celebrarán en el Juzgado de lo Penal número 3. Uno de los casos es contra un vigués que fue interceptado por la Guardia Civil de Tráfico la madrugada del 20 de julio de 2019 en la carretera Clara Campoamor. Iba a los mandos de lo que asemejaba un sofisticado patinete eléctrico pero los agentes, tras realizar un estudio de las características técnicas del aparato, elevaron a la Fiscalía de Seguridad Vial un informe que concluía que ese vehículo que parecía un VMP era en realidad un ciclomotor. El aparato, de la marca Neon Racing Motor Brushlees, tenía una potencia de 2000 vatios y podía alcanzar los 55 km/h.

El fiscal coincidió con las conclusiones de la Guardia Civil y considera que este hombre incurrió en un delito de conducción sin permiso ya que, a la fecha de los hechos, no tenía permiso alguno “que le habilitara para tal actividad por no haberlo obtenido nunca” –posteriormente, en enero de 2020, el acusado obtuvo la licencia de clase B–. Como pena, en la que tiene en cuenta la circunstancia agravante de reincidencia, pide que sea condenado a 6.000 euros de multa o, en caso de que el conductor lo aceptase, 90 días de trabajos comunitarios.

Otro caso

La otra vista es por un asunto muy similar, si bien en este caso hubo un acuerdo previo entre la defensa y el Ministerio Público que, si no hay cambios, provocará que haya una condena de conformidad, concretamente de 60 jornadas de trabajos. También reincidente, el acusado, de 30 años de edad, fue identificado el 26 de agosto del pasado año por la Policía Local de Vigo con otro de esos supuestos pseudopatinetes, un modelo de la marca City Coco. Los agentes lo interceptaron al mediodía en el casco urbano, en la calle Pizarro.

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