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Quince años del doble crimen de la calle Oporto: el asesino ya disfruta de permisos

Jacobo Piñeiro, autor del brutal doble asesinato Salvador Sas (Efe)

Este verano se cumplen 15 años del crimen con 57 puñaladas de los dos jóvenes gais

“Un lujo de barbarie”. “Una escalofriante, inhumana y atroz agresión”. El magistrado que redactó la sentencia no ahorró calificativos a la hora de describir un doble crimen que sin duda estará todavía grabado en la memoria de muchos vigueses. Se trata de los asesinatos de los jóvenes gais Isaac Al Daní Pérez Triviño y Julio Anderson Luciano en el piso de la calle Oporto de Vigo donde vivían. Ocurrió en julio de 2006 y el agresor, el cangués Jacobo Piñeiro Rial, fue sentenciado a 58 años de prisión por asestar casi 60 puñaladas y quemar los cuerpos de las dos víctimas. Este caso no solo es recordado por su crueldad. También por el despropósito protagonizado por el primer tribunal popular que juzgó el asunto, que en un polémico e inesperado veredicto exculpó de los asesinatos al autor confeso. Aquel error acabaría siendo corregido por otro jurado en una segunda vista con la que, por fin, se pudo hacer justicia.

“El caso de la calle Oporto fue uno de los más importantes en los que intervine hasta ahora; por su trascendencia social y porque para mí era una nueva experiencia profesional, un juicio con jurado”, recuerda el abogado Tomás Santodomingo cuando están a punto de cumplirse 15 años desde los crímenes, aniversario que coincidirá con el homenaje a las dos víctimas gracias a la creación del primer observatorio contra la LGTBIfobia de Vigo. Este letrado ejerció como acusación particular, como abogado de oficio de Marta Pérez Triviño, madre de uno de los jóvenes asesinados, Isaac Al Daní, aunque para ella Julio también era como un hijo. El jurista confiesa que aquella barbarie le “impactó” . Tiene aún grabado el día en que, meses después de los hechos y acompañado por la comisión judicial, entró en el piso donde sucedió todo. “Era una barbaridad; me quedé descolocado por lo que me encontré, que evidenciaba lo sangriento y violento que había sido todo”, afirma.

“Recuerdo cuando entré en aquel piso; me quedé descolocado por lo sangriento y violento que había sido todo”

Tomás Santodomingo - Abogado de la acusación

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¿Qué ocurrió allí? Jacobo Piñeiro, vecino de Cangas que tenía entonces 28 años, conoció a Isaac Al Daní en el pub de Urzáiz donde este último trabajaba. El chico invitó al cangués al piso que compartía con Julio y allí, la madrugada del 13 de julio de 2006, fueron los asesinatos. Los jóvenes recibieron la friolera de 57 puñaladas, muchas por la espalda y aún estando vivos, por lo que sufrieron una doloroso agonía hasta que fallecieron. Después el asesino plantó fuego en al menos cinco sitios distintos de la casa con alcohol y gasolina: dos de los focos fueron los propios cadáveres. 

La portada de FARO sobre el atroz doble crimen

Gas abierto

“La casa estaba toda salpicada de sangre, era impresionante”, describió un bombero en el juicio. Y ennegrecida por el humo. Antes de huir, el agresor dejó además la espita del gas abierta. “Si tardamos un poco más y eso explota todo iría al garete, saltaría por los aires”, contaron los servicios de emergencia para evidenciar el peligro que corrieron los vecinos del edificio. Tras los crímenes Jacobo regresó a Cangas en barco. En un bar, mientras comía una hamburguesa, vio en la tele las primeras noticias del crimen. Confesó lo que había hecho a un amigo y se fue a las fiestas de Marín. Allí fue detenido.

Lo que parecía que iba a ser una condena de libro se convirtió en el mayor error judicial cometido por un jurado popular en Vigo. Tras un revelador juicio, el tribunal exculpaba inexplicablemente al acusado de los delitos de asesinato –solo lo vieron culpable de incendio– al creerse su alegato exculpatorio de que había actuado en defensa propia por temor a ser violado y asesinado. “Dejan en libertad a un asesino confeso, espero que les quede en su conciencia”, dijo aquel día la madre de Isaac Al Daní a los miembros del tribunal. Pocos fueron capaces de sostener la mirada a esta madre coraje –que falleció pocos años después–: la mayoría de los jurados agacharon la cabeza.

“Fue el caso más complicado que tuve; por mediático y por lo ocurrido con el primer veredicto del jurado”

Gerardo Acosta - Abogado de la defensa

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“Estoy convencido de que si en lugar de dos gais las víctimas hubiesen sido dos chicas el veredicto habría sido de culpabilidad”, rememora Santodomingo, que cree también que quizá se hizo un juicio “demasiado técnico” ante un tribunal ciudadano que no estaba preparado para esas interioridades jurídicas. Sea como fuere, aquella experiencia marcó al letrado: “Profesionalmente fue muy duro decirle a mi clienta que el jurado veía inocente a Jacobo pese a las 57 puñaladas”. Por si fuera poco, meses después del juicio recibió una carta anónima presuntamente escrita por una persona de aquel jurado, reprochándole que les hubieran obligado a participar en el juicio en contra de lo que ellos querían.

Afortunadamente, aquel verecdicto se subsanó. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) primero y el Supremo después ordenaron repetir el proceso. El dictamen del jurado era “absurdo” e “ilógico”. Y en la segunda vista un nuevo tribunal popular sí declaró al agresor culpable de los dos crímenes. La condena fue de 58 años de cárcel. En ese nuevo juicio al acusado lo representó el veterano abogado Gerardo Acosta. Con cientos de casos a sus espaldas, el de la calle Oporto fue el más “difícil” al que se enfrentó. “Por lo mediático que fue”, afirma, y porque tras el primer veredicto exculpatorio su labor defensora “era muy complicada”.

Jacobo Piñeiro tras quedar en libertad en 2010 Joel Martínez

El asesino ya disfruta de permisos y acabará de cumplir su condena en 2031

El juez autorizó las salidas en contra del criterio de A Lama, donde está encarcelado | El máximo de cumplimiento efectivo, 25 años de prisión

Jacobo Piñeiro fue condenado a 58 años de prisión, pero el máximo de cumplimiento efectivo en la cárcel se fijó en algo menos de la mitad, en 25 años. La liquidación de penas realizada arroja que el autor del brutal doble crimen acabará de cumplir su pena dentro de una década, en 2031. Será entonces cuando salde todas sus deudas con la Justicia por los dos delitos de asesinato con ensañamiento y el de incendio por los que fue sentenciado.

El límite fue fijado por la Audiencia de Vigo según las reglas de acumulación de penas del Código Penal. Son las que se recogen en el artículo 76.1, que establece que el máximo será de 25 años –el que se aplicó en este caso– “cuando el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos y alguno de ellos esté castigado por la ley con pena de prisión de hasta 20 años”. Pues realizado el cálculo, la Justicia concluyó que este cangués liquidará su castigo en septiembre de 2031, según informan fuentes de Instituciones Penitenciarias.

El asesino de Isaac A Daní y Julio, ingresado en el penal pontevedrés de A Lama, cumplirá este 2021 15 años encarcelado, por lo que le resta una década para finalizar su condena. Ingresó por primera vez el 16 de julio de 2006, tras su detención por los crímenes. Y entre rejas estuvo cuatro años hasta que, en el verano de 2010, no quedó más remedio que dejarlo en libertad debido al inédito escenario generado por el primer veredicto absolutorio del jurado: se habían agotado los cuatro años que como máximo fija la ley para estar en prisión provisional y, llegados a esa fecha límite, no había dado tiempo a celebrar el segundo juicio.

Esa segunda vista fue en septiembre de ese año. Y entonces sí. El nuevo tribunal ciudadano lo declaró culpable del doble asesinato –además del incendio–. El 14 de octubre de aquel 2010, tras pasar tres meses en libertad, Jacobo Piñeiro ingresaba de nuevo en A Lama, donde sigue a día de hoy.

Criterios

Lo que sí ya pudo disfrutar, confirman desde Instituciones Penitenciarias, es de permisos penitenciarios. El departamento no aporta datos sobre cuándo comenzaron estas salidas de la cárcel ni cuántas fueron, pero sí indica es que todas le fueron autorizadas por el juez de Vigilancia Penitenciaria en contra del criterio de la prisión de A Lama, de su junta de tratamiento, que se posicionó en contra.

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