Este 2020 que está a punto de concluir fue, pese al COVID, un año bastante movido en lo que a subastas telemáticas se refiere. Porque los juzgados sobre todo, pero también los notarios y otras entidades como la Agencia Tributaria y el Ayuntamiento, sacaron a puja en Vigo y en su entorno casi 550 bienes cuya valoración global prácticamente suma la friolera de 111 millones de euros. Pisos y viviendas unifamiliares se situaron claramente a la cabeza en el portal web de subastas electrónicas, pero también hubo bastante oferta de locales comerciales, plazas de garaje, naves industriales y terrenos: desde solares en pleno casco urbano hasta fincas para labranza. Y, a modo de anécdota, hubo algún procedimiento más excepcional, como la subasta de los derechos de compra sobre un contenedor marítimo, otra relativa a las acciones de una empresa, dos más de edificios destinados a fonda de hospedaje y café-concierto o la de una embarcación bautizada con un nombre inspirado en la película Forrest Gump: Bubba Jenny. También por su singularidad y por su elevada tasación, que rozaba los cuatro millones de euros, destacó la puja de una concesión administrativa para la construcción de un aparcamiento en Porriño.
Este año en Vigo hubo la posibilidad de presentar ofertas por casi 200 pisos, a los que se sumaron 87 viviendas unifamiliares ubicadas tanto en la ciudad olívica como en el Val Miñor y otras localidades cercanas. Muchas de estas casas incluían terreno y hubo bastantes casos en los que se puntualizaba que aún estaban en fase de construcción. En cuanto al coste económico, hay ejemplos de todo tipo. En Salvaterra do Miño, por citar uno, se ofertó una vivienda con bodega y finca, en la que había viñas, frutales, cuadras, un alpendre y un pozo de agua potable. Todo por menos de 150.000 euros, pese a lo que nadie pujó por ella. Otros inmuebles ya no estaban al alcance de todos los bolsillos, como fue el caso de un chalé en Alcabre tasado en 530.000 euros –por el que sí hubo bastantes interesados– u otro en Marín rodeado de una gran finca y valorado en más de 830.000. En relación con pisos construidos en el casco urbano, hubo bastantes subastas de edificios enteros: uno situado en la calle Perú y otro en la de Aragón de Vigo, así como otros de municipios del área, como Mondariz-Balneario o Gondomar.
Durante estos meses también hubo bastantes subastas de locales comerciales –un total de 65–, a las que se suman una veintena más de naves industriales. En este último caso suelen ser procedimientos en los que hay bastante dinero en juego. Este año, por citar varios ejemplos, se sacó a puja una factoría industrial ubicada en Coia por 2,5 millones de euros, otra nave tasada en algo más de un millón y situada en el parque tecnológico de Valladares y una más, con un coste de 1,5 millones, del polígono del Tambre de Santiago de Compostela (A Coruña).
Solar en Vázquez Varela
En lo que a terrenos se refiere, hubo 36 subastas en las que se pudieron presentar ofertas por fincas de todo tipo. Una de las destacadas fue la de un solar en plena calle Vázquez Varela, en el centro de Vigo, que salió por 2,6 millones y que tuvo interesados. Frente a este procedimiento, hubo otros muchos en los que las fincas tenían características muy distintas –destinadas a labradío o a viñedos– y un valor mucho más módico. Por ejemplo, una en Tomiño tasada en 8.775 euros o otra de monte en Pazos de Borbén que salió por 8.000.
Se pudo pujar también por plazas de garaje y/o trasteros. Estas subastas, de hecho, despiertan gran interés y raramente quedan desiertas. También acaban adjudicados siempre los vehículos, por muy antiguos que sean. ¿Un ejemplo? Un todoterreno Chrysler Jeep Wrangler matriculado en 2008 y valorado en 1.100 euros. Las pujas se animaron tanto que la recaudación fue bastante mayor de lo esperado: la oferta más alta llegó a los 6.600 euros.
¿Y, como colofón, cuál fue el bien más económico que salió a subasta en 2020 en Vigo? Pues lo más barato fue un porcentaje –el 3,04%– de la propiedad de un local comercial en Mestre Chané. ¿Su tasación? 3,56 euros.
“Un particular debe estar bien asesorado si quiere participar en una puja telemática”
La forma de celebrar las subastas judiciales cambió de forma radical en 2015. Si hasta ese año las pujas se realizaban de forma presencial en las salas de vistas, desde entonces ese modelo que hoy se antoja tan lejano se sustituyó por la pantalla del ordenador: por un portal web dependiente de la Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado (BOE).Con este sistema telemático las subastas duran 20 días y para hacer ofertas electrónicas los interesados deben estar dados de alta.
Transcurridos cinco años desde esta reforma, ¿cual es el balance de las subastas online?El procurador vigués Jesús González Puelles considera que el sistema telemático actual es “mejor y más práctico”. Eso sí, después de que se “corrigieran” algunas cuestiones, como el que estas pujas electrónicas acabasen en día festivo, algo que provocaba “bastantes trastornos” a estos profesionales.
“La mayoría de bienes se los adjudican los ejecutantes: bancos o empresas”
Lo que sí ve claro Puelles es que el modelo online no ha logrado “revitalizar las subastas”. “La mayoría de los bienes se los siguen adjudicando los ejecutantes, los bancos o las empresas”, afirma. Aunque las viviendas son los bienes con “más salida”, es complicado que se lo quede un tercero porque el valor económico suele ser alto y “poco atractivo”.
Quienes van a las pujas suelen ser profesionales. Agentes inmobiliarios, por ejemplo. “Y si un particular quiere participar debería ir asesorado por un abogado y un procurador; hay cuestiones complejas, como las cargas o si un inmueble está ocupado...”, concluye.
