Las semanas previas a la Navidad es una de las épocas en las que las bandas del Este están más activas. Y este año no está siendo una excepción. Ni el coronavirus ni el toque de queda decretado han supuesto un freno para estos grupos itinerantes y a lo largo de noviembre se sucedieron los asaltos en chalés en distintos puntos de Galicia. Hace una semana un operativo conjunto de la Policía Nacional y Local lograba capturar a un miembro de una activa banda de Albania en una urbanización de la parroquia viguesa de San Andrés de Comesaña. Otros tres se dieron a la fuga. El golpe policial se bautizó como Volvo, en alusión al coche de alta gama en el que se movían. Pero no fue el único operativo reciente, porque la Guardia Civil de A Coruña, en una operación denominada PicaPica, acaba de detener a otro grupo también albanés que tenía su base de operaciones en Vigo, desde donde se desplazaba a diario por toda la comunidad gallega para robar.

Concretamente, son tres los detenidos, para los que un juzgado de A Coruña ya decretó su ingreso en prisión provisional. Dos de ellos fueron arrestados el domingo, tras detectar los agentes que se marchaban en un vehículo en dirección a Madrid. A la altura de Benavente, ante la sospecha de que su intención era la de abandonar España con el cuantioso botín, se estableció un control para capturarlos. Al ver a la Guardia Civil de Tráfico, llegaron a arrojar por la ventanilla un calcetín de lana que pudo ser recuperado y que contenía más de 200 joyas de oro de un kilo y medio de peso. Tras ser capturados, y conscientes de que faltaba otro miembro de la banda, los guardias civiles lo buscaron por los lugares por donde se solían mover en Vigo, hasta que finalmente lo sorprendieron saliendo del domicilio donde se habían asentado temporalmente, con una maleta donde llevaba sus pertenencias.

Un vehículo

¿Cómo arrancó esta operación? Empezó a principios de noviembre, al notarse un incremento de asaltos en viviendas de urbanizaciones de A Coruña y de municipios del entorno. Tirando del hilo, la Guardia Civil detectó el modelo de vehículo en el que se movía la banda y, pese a que solían manipular la placa de matrícula, lograron averiguar primero una parte y después toda la numeración. Con controles en carreteras, posteriormente localizaron ese coche, ocupado por varios individuos “cuyas características físicas coincidían con las de los autores de los robos, captados por las cámaras de seguridad de algunos de las casas asaltadas”.

Ese día no fue posible detenerlos, pero los siguieron, comprobando que fueron hasta Vigo, donde se sospecha que se asentaron durante las semanas que estuvieron cometiendo asaltos en Galicia. Su modos operandi consistía en desplazarse a diario por toda la comunidad: primero “visitaban” las zonas residenciales que elegían como objetivos y, cuando se daban las circunstancias óptimas, perpetraban los robos. Como es habitual en estas bandas, seleccionaban viviendas cuyos moradores no estuviesen en esos momentos en su interior. “Extremadamente rápidos”, describen los investigadores, les bastaban apenas “tres o cuatro minutos” para entrar a la casa, robar y marcharse. Y en varios chalés incluso “escalaron” varios metros para acceder a través de las ventanas.

Uno de los detenidos en este operativo. G. Civil

Sin arraigo

Sin arraigo en Galicia ni en España, el único objetivo que trajo a los detenidos a esta zona fue, relata el Instituto Armado, “sustraer joyas y dinero en el mayor número de viviendas posibles”, botín con el que después pretendían regresar a sus lugares de origen, si bien el operativo policial frustró sus planes. Fuera de su actividad delictiva, durante el tiempo que estuvieron en Vigo y en el resto de la comunidad pasaron desapercibidos, “sin ostentar ningún tipo de lujos”.

La banda robó en numerosos puntos de Galicia: en la provincia de Pontevedra entraron en casas de la capital, de Cangas, de Moaña y de Vilagarcía. En A Coruña, además de en esa ciudad, cometieron robos en Cambre, Oleiros, Teo y Ames. Y en Ourense actuaron en Allariz, Pereiro de Aguiar y Barbadás. El número de chalés asaltados supera los 25, si bien en algunos no lograron botín alguno.

A raíz de los arrestos, los agentes, además de joyas y dinero de las víctimas de los asaltos, se incautaron de las prendas de vestir con las que los ladrones cometían los robos y las herramientas que usaban para hacer palanca en las ventanas y acceder a los domicilios. Casi todas las alhajas recuperadas fueron devueltas a sus dueños.