Vestidos de negro, pero a cara descubierta. Así actuaron cuatro integrantes de una banda de asaltantes albanokosovares que a última hora de la tarde del miércoles eligieron como objetivo una urbanización de chalés ubicada en la parroquia viguesa de San Andrés de Comesaña, cerca de la VG-20. Pero la alerta dada por los vecinos frustró sus planes: un ladrón acabó detenido y los demás escaparon monte a través. En la persecución policial un agente llegó a sacar su arma reglamentaria y a efectuar dos disparos al aire dado que un asaltante se encaró con él mientras portaba un “objeto oscuro” en su mano derecha. Vecinos relatan que los investigadores se incautaron de un vehículo con matrícula francesa que la banda había estacionado allí. “Dentro había pasamontañas y material para robos”, describen.

Este noviembre se está produciendo una oleada de asaltos en chalés de Vigo y de Val Miñor. Si hace unas semanas las alertas saltaron en San Miguel de Oia, Baiona o Nigrán, en esta ocasión fue en San Andrés de Comesaña. El aviso se recibía a las 19.43 horas del miércoles: se estaba produciendo un robo en un chalé de la calle Viveiro. El vídeo de la cámara de seguridad de otra casa, ya en manos de los investigadores, muestra como cuatro individuos con ropa negra, guantes y a cara descubierta caminan por la calle y acceden a la propiedad, concretamente al jardín, tras abrir el portal. Una vecina de la vivienda de al lado, que acababa de escuchar los ladridos de uno de sus perros, sale a la ventana a ver qué ocurre y ve a los ladrones, por lo que decide llamar a la Policía.

Acudieron Policía Local y Policía Nacional. “Los ladrones se vieron sorprendidos, saltaron la valla del chalé, y así fueron, de casa en casa, de tejado en tejado, hasta el monte”, describe una vecina. El relato de la Policía Local concreta que una vez llegaron allí, un vecino les señaló la dirección en la que los intrusos habían huido, viendo como dos de ellos saltaban un muro. Pese a gritarles “Alto, Policía”, los asaltantes hicieron caso omiso, tiraron parte del botín del robo y se inició una persecución a pie hacia un lavadero del lugar, donde de repente uno de los ladrones “se giró bruscamente” hacia un agente con un “objeto negro” en la mano. El policía acabó disparando al aire dada la actitud amenazante del ladrón.

Aunque los tiros provocaron que huyesen otra vez, uno, E.L., albanés de 32 años, fue detenido agazapado bajo una silvas y tapado con helechos. Aún llevaba guantes y, en los bolsillos, objetos sustraídos. Durante horas se buscó a sus compinches sin éxito. La investigación, tras recoger huellas y otras pistas, sigue para averiguar su identidad y cuántos robos cometieron.

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Los ladridos de uno de sus perros alertó a una vecina de la urbanización. La mujer miró por la ventana, para comprobar qué ocurría, y, para su sorpresa, vio a dos individuos vestidos de negro accediendo al jardín del chalé de al lado. De inmediato avisó a sus hijas, que estaban viendo una película. “Mi madre vino corriendo y nos dijo que cerrásemos todo”, cuentan estas jóvenes, que relatan que llamaron a la Policía. “Los agentes estuvieron buscando con linternas hasta bien entrada la noche, pero de los cuatro solo detuvieron a uno”, afirma la chica, que sospecha que la banda ya había robado en otra vivienda antes de entrar en la que hay al lado de su chalé. No es la primera vez que hay asaltos en la urbanización: “Por eso los vecinos tienen cámaras y sistemas de seguridad”.