El colectivo de adolescentes en es uno de los que más preocupan en la ciudad de Vigo a las autoridades sanitarias. Es una de las franjas de edad donde se está detectando un mayor número de positivos –la de 15 a 25 años–. Y la otra parece ser la de sus padres –de 45 a 60 años–. Lo que da pie a pensar que pueden estar teniendo un papel importante en la expansión del virus en la ciudad. El Servicio de Epidemiología de la Consellería de Sanidade ha trasladado esta preocupación a algunos centros educativos. Y otros colegios e institutos también estaban percibiendo una relajación de las medidas de prevención de los jóvenes a la entrada y la salida de sus instalaciones. De ahí que hayan iniciado una ofensiva para ponerle freno a estos comportamientos.
Algunos han solicitado la colaboración de la Policía para que disuada la formación de estas aglomeraciones con su presencia en las horas de salida, entrada y descanso. Otros han optado por escalonar las entradas de estos niveles educativos. Hay quien prepara presentaciones para hacer entender a los adolescentes la importancia de ser estrictos en el cumplimiento de estas medidas. Y varios han pedido la colaboración de las familias en esta misión.
El objetivo es acabar con los corrillos que se forman a las puertas de los centros educativos, en los que no se guardan las distancias y en los que no es infrecuente que haya mascarillas inadecuadamente colocadas o bajadas, por ejemplo, para consumir. Algunas direcciones observan que cuando los chicos llegan a las puertas del instituto se reúnen de forma automática para charlar. Varios hacen hincapié en que se producen en torno a los móviles, para consultarlos de forma conjunta. Al terminar las clases, sucede lo mismo. Quizá, con más intensidad, ya que no están condicionados por la hora de entrada al aula, “No es fácil disolver estos grupos puesto que, al formarse en el exterior del recinto escolar, no están vigilados por profesores salvo el que está en la puerta que, además, no puede moverse de esta posición”, traslada un colegio en un comunicado a los padres. En algunos institutos, además, los de últimos cursos pueden abandonar las instalaciones a la hora del recreo y se reúnen en el exterior, con el bocadillo u otro refrigerio, sin mantener la separación adecuada.
“Es crucial el esfuerzo motivador y reiterado de los adultos para mentalizar a los chicos de que eviten la formación de estos grupos y se dirijan directamente a sus domicilios”
Uno de los advertidos de esta situación por Sanidade explica que parece que los jóvenes no han interiorizado como deberían los riesgos de no respetar las restricciones en las interacciones sociales. Cuenta que se ha constatado que un porcentaje de estos chicos sigue disfrutando de tiempo de ocio con amigos, cuando solo están permitidas las reuniones con convivientes desde el 30 de octubre. Pero también que mantienen encuentros con familiares que no residen con ellos.
Otro centro advierte del potencial malestar de la gente del barrio por estas “acumulaciones excesivas” de chicos en los aledaños “sin vigilancia ni indicaciones sobre la importancia de guardar las medidas de seguridad”. Llama la atención sobre la importancia de “cuidar y respetar” a la gente mayor que vive en él.
Hay 341 positivos activos de alumnos o docentes vinculados a centros educativos no universitarios de todo el área sanitaria que mantienen aislados a estudiantes de nueve aulas, cinco de ellas en la ciudad de Vigo. Los que, en la actualidad, acumulan más casos son el CIFP Manuel Antonio (10) y el CPR El Castro (13).