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Beny, Silverio y Pereiro

Beny, Silverio y Pereiro

Hoy Beny Fernández inaugurará su txoco y, respetando en el número normas y en espacio distancias, nos reúne a unos pocos al calor de los pucheros controlados por Jaime "Capitán", y que disfrutarán entre otros el médico, coleccionista y memoria de Vigo Mancho Pereiro y no menos el artista ilimitado Silverio Rivas. Yo compartiré alimentos y saludaré allí a Silverio con la memoria aún caliente de su actual muestra en la Casa das Artes, que visité ayer, admirado por no decir arrebatado entre sus piezas escultóricas. Dijo bien su comisario, Javier Pérez Buján, cuando me dijo que era un proyecto fantástico que, con el título Silverio Rivas. Mente / Materia, propone una síntesis de su trayectoria en un recorrido por piezas que han puesto el edificio al límite. Me pregunté cómo habían podido ingresar ciertas esculturas que no parecían caber por la puerta de entrada y supuse que habían puesto a prueba por su peso la resistencia del suelo de la planta baja. Ahí tenéis obras de cerámicas, bronce, fibra de vidrio, mármol, granito o madera y un continuo juego con la verticalidad, la horizontalidad, el hueco, la escala y gozarla, gentes de poca fe.

¡Grande, Manuel Vilariño!

Tocaban las 8 de la tarde en el carillón de Abanca, y si no tocaban es igual pero eran las ocho cuando dejé la obra de Silverio Rivas para trasladarme hacia el museo Marco, donde me sentí pequeño ante la inmensidad de la obra que allí se expone del fotógrafo y poeta Manuel Vilariño. Seda de caballo es la mayor de cuantas exposiciones se han realizado hasta la fecha del artista, Premio Nacional de Fotografía. Fotografías, instalaciones, vídeos, y también una parte de su producción poética desde 1980 hasta la actualidad en una propuesta magistral que no os podéis perder por su magnitud.

En el Marisco, con la Marina

No todo va a ser cultura en la viña del Señor y por eso di tregua al día de arte de ayer con una visita culinaria al Bar Marisco, ahí en la Avenida de Galicia 185. Me fui con los agraciados varones Emily Boullosa y el ex de Pescanova Pepe Otero y, tras saludar a Iria, que ha sabido pilotar la transición a propietaria desde el bar anterior en que ejercia de camarera, nos tomamos un tan maravilloso como sencillo surtido de pescaditos fritos con un tinto de Castrelo de Miño para desatascar la garganta. Allí saludé en mesa contigua a Carlos Araújo, que yo conocí por su encendida defensa de los animales abandonados, y que brillaba por la luminosa compañía de Ana. María Barros. Y, cerca, Fonsi André, de Marinetea, preludio de la llegada del presidente de esta asociación, el bueno de Carlos Pérez; con el me crucé en la puerta acompañado de un pleno de la Marina española. Mañana lo cuento.

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