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Desde Chiclana, con amor

El mundialito de la Junquera. ¡Qué pena que no pudiera ser! Uno de estos últimos días iba a ser uno de los más alegres para mucha gente de Redondela, porque se entregaban las medallas del mundialito de la Junquera,que se celebra cada año a finales de agosto y que los niños y niñas están esperando para recoger la suya y enseñársela orgullosos a sus padres y abuelos. Este año ese virus invasor lo hizo imposible y vetó la alegría de pequeños como los de la foto, tomada en la última edición. Los del grupo Casapaco y demás equipos esperan para el año poder resarcirse. Todo pasa rápido.

Vuelvo tostado del Sancti Petri de la gaditana Chiclana, no del antiguo poblado de pescadores abandonado y atunero sino del Novo Sancti Petril, el macroproyecto urbanístico y turístico en la Playa de la Barrosa, de señorial y homogénea arquitectura que contrasta con el caos de nuestras construcciones playeras. Pero ¿por qué Vigo está en todas partes? Me fui con una rubia (que resultó ser mi mujer) al barrio de Los Gallos, entré en la peluquería Francys a retocarme y me encuentro allí a una algecireña salada y rumbosa a la que conocí en el restaurante Capitán de Vigo, enamorada de nuestra ciudad, funcionaria del Ayuntamiento de Algeciras. ¡Marisiña Quintero Refolio! ¡Y se montó la fiesta como yo se la monté a ella en Vigo! Francis Chávez, el estilista, y Ramón Garat, hijo de uno de los promotores de Sancti Petri, protagonizaron la segunda boda gay de Chiclana y su gran profesionalidad con peine y tijeras (preguntádselo a María Jiménez) está a la altura de su encanto personal y hospitalidad. Marisa nos invitó el viernes noche al Flor de Tuna y el sábado nos curamos de la leve resaca en casa de los flamantes peluqueros, un vergel con 5 amorosos canes (Federico, Coco, Nela, Paco y Patata) y dos gatos (Pirata y Santiago), donde comimos "a la brasa de Francis" una exquisita ventresca, morrillo y tarantelo, de la pescadería Jesús y Remedios de la plaza de abastos chiclanesa, y antes unos sabrosos chicharrones de Chiclana. Un día feliz. Pronto ellos estarán en Vigo.

Tan Padín como paladín

La única nota que empañó de tristeza estas meteóricas vacaciones fue la que me dio Franco Cobas, cuando me informó del fallecimiento de Juan Carlos Padín, al que yo apellidaría a mayores Paladín , porque eso fue no solo para el deporte de base vigués sino para todo ese mundo entrañable de las peñas recreativas, cuya federación presidió en dos etapas como ahora hace Camilo Pais. Pocos pueden decir de Padín no haber sentido al poco de conocerlo una sensación de amigabilidad porque esa energía irradiaba tanto de su mirada como de esa actitud suya de escucha respetuosa en estos tiempos tan huérfanos de ella, que combinaba con un sentido del humor teñido de espíritu positivo. Anda por ahí en mi archivo una de sus últimas fotos, en esa silla de ruedas (paradoja para un activista incansable) en que anduvo su última etapa, y se tomó hace unos meses en la comida de despedida de la Fundación Vigueses Distinguidos, la última vez que pude hablar con él y en la que si mal no recuerdo me invitó a su casa de Mondariz, como siempre que me veía a mí y a otros. Pena su marcha.

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