Mucho se ha escrito en los últimos días sobre el colapso en las residencias de ancianos de Vigo y su entorno desde que se comenzaron a detectar decenas de casos de coronavirus entre sus mayores y trabajadores. El personal permanecía en silencio, pero le estaba haciendo un daño "inmenso". Por eso empleadas del geriátrico DomusVi de Barreiro han decidido atender a FARO y contar su versión y su día a día en primera línea de una situación límite.

"Estamos desbordadas, preocupadas y disgustadas. Parece que hay una guerra contra la empresa y nos está afectando a nosotras. Nos sentimos unas apestadas. Nos transmiten la sensación de que somos las culpables de lo que está ocurriendo, de todos los contagios, y no lo somos. Estamos siendo extremadamente cuidadosas en el trato con los residentes y nos desvivimos por ellos", indica la auxiliar Marta Molares.

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A las empleadas les está doliendo, especialmente, los comentarios de algunas familias de los residentes. "¿Cómo pueden decir que no hacemos nada? Nos dejamos la piel e incluso en nuestros días de descanso venimos a ayudar porque la situación así lo requiere", explica Mabel Carpintero, otra auxiliar del geriátrico de Barreiro. Les molesta, especialmente, que algunos familiares digan que no pueden hablar con su padre o con su madre ingresada. "Es mentira que haya gente que lleve ocho días sin poder contactar con sus seres queridos. Pero tienen que entender que aquí hay 150 personas ingresadas y que todas las familias llaman a diario para hablar con ellas. A lo mejor en el momento no les podemos atender, pero voy apuntando a todos que llaman para darles una hora para otro día y que puedan hacer una videoconferencia con sus parientes", explica la recepcionista, Inés Beiro. Apuntan, además, que cuando empezó la oleada de contagios por coronavirus, hubo familiares que se saltaron las restricciones de visitas y no respetaron el aislamiento. "Llegaron a colarse para subir a las habitaciones. Una auténtica irresponsabilidad".

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Coronavirus en Vigo: La "emigración" de los residentes sanos de Barreiro

La "emigración" de los residentes sanos de Barreiro. // R. Grobas

La Xunta intervino esta semana tanto la residencia de Barreiro como la de Aldán ante el elevado número de contagios en ambos centros. Estas trabajadoras aseguran que, en la primera reunión, el personal de la administración autonómica les trasladó que "estaban exagerando" en términos de autoprotección y que "con una mascarilla quirúrgica y unos guantes ya llegaba". "Nos dijeron que no nos hacía falta utilizar más material que ese. No dábamos crédito. Porque cuando vinieron los militares a desinfectar el centro nos dijeron lo contrario. Y la verdad, confiamos más en lo que nos diga el ejército que en lo que nos diga la Xunta", asegura la auxiliar Marta Molares. Esta trabajadora se ha visto obligada a abandonar de forma temporal su vivienda habitual por miedo a contagiar a su familia y se ha trasladado a vivir con una compañera. "No se dan cuenta de que estamos abandonando a nuestras familias para cuidar a las de otros", defiende.

Los fallecimientos de los mayores de la residencia a causa del coronavirus les está afectando mucho. "Tenemos un vínculo con ellos muy grande. Entré a trabajar aquí hace once años y alguno ya estaba. Ni siquiera tenemos tiempo para llorar sus muertes", lamenta sobrecogida Marta Molares.

El personal de Barreiro vio cómo la Xunta trasladaba ayer a la residencia de tiempo libre de Panxón (Nigrán) a los primeros cuatro ancianos sanos, que fueron recibidos por Corina Porro. Conforme se vayan repitiendo las pruebas del coronavirus y se vayan confirmando los negativos, se trasladará al resto. Y también a los residentes de Aldán. El objetivo, ubicarlos en un lugar seguro y lejos de los focos de contagio. El centro de Patos tiene capacidad para 140 personas, además de otras seis habitaciones que podrían acoger a ancianos con un fuerte grado de dependencia.

Constantino Piñeiro, el gerente nombrado por la Xunta para los geriátricos de Barreiro y Aldán, afirma que en estos primeros días en el cargo se ha centrado en aplicar medidas de refuerzo en materia de personal, especialmente sanitario.