Pocos son los sectores que pueden escapar a la crisis que se avecina con motivo del cierre de negocios al menos hasta mediados de abril por el estado de alarma. El cultural tampoco será una excepción. El cierre de museos, librerías, teatros y recintos donde los artistas y cantautores locales mostraban sus creaciones ha provocado, y provocará, que muchos de estos trabajos no lleguen a ver la luz ni se materialicen. Desde festivales a exposiciones, se cuentan por miles las suspendidas en la urbe viguesa.
Un ejemplo lo encontramos en uno de los teatros independientes más conocidos de la ciudad, la sala Ártika, obligada a suspender más de 50 funciones y a reprogramar su futuro sin saber qué día se escribe. "Marzo y abril son los meses en los que más campaña y más programa teníamos, principalmente por los colegios, hacíamos dos representaciones diarias y ahora todas se han cancelado. No sabemos muy bien cómo reaccionar o empezar a preparar la vuelta porque no se sabe cuándo llegará", defiende su gerente.
Desde algunos de los locales de música con más repercusión, especialmente para la música viguesa y de autor, este parón dibuja un futuro muy "negro". "Pinta feo, sí. Vamos cancelando semana a semana. No tener actividad es malo para nosotros pero también para todos aquellos grupos que buscan visibilidad", destaca Pablo Lorenzo, de El Contrabajo. Su temor, al igual que otros compañeros, pasa por un cambio en la mente de las personas. "Sería normal, por ejemplo, que durante un tiempo renunciasen a cualquier tipo de aglomeración, y acudir a un concierto puede ser que no sea lo primero que hagan cuando todo vuelva a la normalidad", comenta. Desde La Iguana defienden este mismo punto de vista. "Es posible que se limiten los aforos a un tercio u otras medidas más restrictiva", esgrimen. Daniel Cala, de El Rincón de los Artistas, por su parte, lamenta que el sector cultural siempre se ha situado como de "último consumo", por lo que su afectación será mayor. "Nos está afectando un montón, los músicos no pueden desarrollar su trabajo ni nosotros darlos a conocer", narra.
El ámbito museístico tampoco escapa a este abismo. Con toda la red municipal cerrada a cal y canto, se avecinan tiempos "muy duros" cuando parecía que el abanico de ofertas y variedad habría logrado un hueco definido en la ciudad. "El sector cultural está insertado en el tejido social, por lo que es lógico que se vea seriamente afectado, tanto desde el punto de vista económico como laboral, social y simbólico. Confiamos en que exista un ánimo común de colaborar y sumar juntos: es más necesario que nunca", explica Miguel Fernández-Cid, director del Museo MARCO, que reconoce que se está "en contacto con los artistas, coleccionistas e instituciones implicadas para prorrogar las exposiciones que habíamos inaugurado".
Su reflexión va más allá de la situación actual del impacto de las medidas en el sector, si no en su futuro. Fernández-Cid, al igual que Xurxo Patiño, presidente de los libreros de Vigo, no descarta un cambio en los ámbitos de consumo en la industria. "Debemos encontrar la medida precisa para cada actividad, ser ambiciosos y plurales en la programación de contenidos, y potenciar nuevas vías y canales de comunicación. Hacer más público el arte. Como ocurrirá en otros sectores, surgirán nuevas oportunidades en forma de propuestas novedosas, estrategias de comunicación, nuevas demandas", zanja.
También desde el Concello se está tratando de potenciar este sector local. "Estaremos atentos al impacto que esto pueda tener en el sector y animo a potenciar a los artistas a mostrar su trabajo en redes, a que se embarquen en este proceso para animar desde el confinamiento", comenta el concejal de Cultura, Abel Losada.
