El personal sanitario del hospital Álvaro Cunqueiro tiene claro que en los próximos días se va a enfrentar "a una avalancha" de casos de coronavirus. "Lo peor está por llegar", apunta una enfermera de Urgencias. Y, para hacer frente a esa situación, muchos de los trabajadores no tienen el material de protección necesario. Es más, enfermeras, celadores y técnicos en cuidado de enfermería han comenzado a elaborar mascarillas en sus propias casas. Es grupos de WhatsApp de estos profesionales incluso ya han comenzado a circular vídeos sobre cómo poder fabricar una mascarilla casera. "Hay que tirar de inventiva. No puede ser que haya trabajadores que tengan material de protección y otros que no. O hay para todos, o no hay para nadie. Es necesario que todos estén protegidos, tanto en Urgencias como en la UCI, pero también en las plantas del hospital", explica una técnica en cuidados de enfermería del Cunqueiro.
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Los celadores de urgencias son algunos de los grandes afectados. Uno de ellos denuncia que "no tenemos nada para protegernos". "Estamos utilizando mascarillas quirúrgicas, que están hechas de papel y no protegen absolutamente nada. Las que sí protegen empezaron a desaparecer hace dos semanas. Y ahora las tienen bajo llave y te las tiene que dar la supervisora", apunta.
Apoyo social
Marita y Susa son dos comerciantes artesanas de la rúa Foxo de Tui que han decidido regalar su tiempo para una buena causa. Están aisladas, con la verja de su comercio "Ideas" bajada, pero dentro, separadas una de la otra, hay mucha acción. Cosen sin tregua para confeccionar mascarillas que les piden a cientos desde colectivos.
Su idea fue hacer público el pasado día 18 de marzo su ofrecimiento a través de Facebook. El resultado fueron pedidos que sumaron unas 200 mascarillas.
Ellas aportan, además de su trabajo, todo el material, aunque la concejala Ana María Núñez se comprometió a conseguirles tela. La que utilizan ellas es de algodón y se puede lavar a 60 grados de temperatura. A día de ayer tenían más de 500 solicitudes y además recibían la llamada de otra señora que quería colaborar cosiendo desde su casa.