Los centros de salud empezaron ayer a restringir el acceso de los usuarios a sus instalaciones. Algunos cribaron los casos que les llegaban en la zona administrativa de la entrada y otros, directamente, cerraron sus accesos y recibieron a la gente en la calle para seleccionar quién podía entrar y quién no. Solo se atiende en persona lo urgente o no demorable. El resto se reprograma o se atiende por teléfono.

Cada uno de los trece centros de salud de la ciudad de Vigo se ha organizado para diseñar nuevos circuitos con los que evitar que se contagien pacientes y profesionales en sus instalaciones. En líneas generales, han colocado a uno o dos profesionales en el acceso para preguntar el motivo de su visita a los usuarios que por allí se acercan. Si es algo demorable, se les envía para casa. Si no, pueden seguir dos vías: o la de las urgencias generales o las de pacientes respiratorios. Cada uno por su lado, bien separados.

En el de Rosalía de Castro-Beiramar, por ejemplo, los pacientes esperaban en cola, respetando la distancia de seguridad, a las puertas del centro. En el acceso, un profesional sanitario respondía a sus dudas y triaba sus casos. A los pacientes respiratorios se les pide que se laven las manos, se les da una mascarilla y se les manda a unas salas en planta baja destinadas a urgencias y pruebas de ecografía. Allí les espera un facultativo con el equipo de protección individual puesto: mascarilla quirúrgica, bata, guantes y gafas. Si reúnen los requisitos para ser positivos, se les aísla.

El resto de urgencias o casos no demorables, se atienden en las zonas de consulta habituales, en los pisos superiores.

A los que acudieron a recoger partes de baja, se les recogió los datos y se les citó a las 13 horas para repartirlos guardados en sobres. En otros, en la medida de lo posible, se trata de hacer los trámites administrativos por internet.

Mientras tanto, el grueso del personal facultativo y de enfermería llama a los pacientes citados para, en la medida de lo posible, resolver las consultas por teléfono. Por ejemplo, en Pintor Colmeiro, crearon una especie de call center en la tercera planta. Llevan llamando desde el viernes para avisar a los pacientes.

Revisan las agendas con anterioridad a la fecha y tratan de detectar a los pacientes más vulnerables o frágiles -ancianos, pluripatológicos o inmunodeprimidos-. Además, el Sergas ha pedido que se promueva la teleasistencia a través de la plataforma Telea. Se aplazan los controles de pacientes sanos y las revisiones de crónicos estables.

También se ha reforzado la atención en el número de teléfono de cada centro de salud, evitando que salte el sistema automático de solicitud de citas, para poder resolver dudas por esta vía. Ayer se recibieron muchas.

Adaptado a las diferentes características arquitectónicas, este fue el modo de proceder ayer en Primaria.

En el centro de salud de A Doblada sí se permitía el acceso hasta la zona de administración. Por las paredes, los profesionales dispusieron carteles advirtiendo a los usuarios de que la actividad programada estaba suspendida y que debían solicitar por teléfono cita para ser atendidos de urgencia.