Tras los centros de salud, los servicios de urgencias son las primeras trincheras que hacen frente a la llegada de personas infectadas por el nuevo coronavirus. Desde que la primera sospecha atravesó la puerta de las Urgencias del Hospital Álvaro Cunqueiro a finales del mes de enero, el goteo ha sido continuo y, cada vez, más intenso. Ahora, se preparan para una avalancha de casos reordenando sus equipos y sus espacios. Uno de los principales objetivos es evitar la transmisión del virus a los que estén allí por otros motivos.

En el Hospital Povisa ya han dividido sus Urgencias en dos: una para pacientes con enfermedades respiratorias y otra para el resto. También han aumentado sus espacios en hospitalización: han vaciado la cuarta planta para ingresar las sospechas y, si se confirma el positivo, las subirán a la quinta.

En las Urgencias del complejo de Beade empezaron la crisis internacional hace dos meses reservando un box de aislamiento. Desde hace algo más de una semana usan dos, que tienen un grado alto de ocupación. Ahora ya han habilitado una sala de grandes dimensiones, separada del resto del servicio y con baño propio. Es la que, años atrás, se habilitaba cuando el servicio se saturaba con pacientes pendientes de que se liberara una cama para ingresar en planta. Tiene siete espacios de consultas o boxes y otros diez espacios para pacientes de bajo riesgo.

También se planea la habilitación de una sala para hacer placas de tórax a estos casos de sospecha. Introducirán un equipo portátil en una sala sin riesgo de radiación para no tener que ir a hacerlas a la otra punta del hospital y agilizar los tiempos.

Además, se ha organizado un "equipo Covid" por turno, con lo que los profesionales que se encargan de atender a los pacientes con alto riesgo de estar infectados no tienen que atender a ningún otro.

Pero en el Cunqueiro ya están preparados para cuando la demanda desborde este espacio. Activarán el protocolo de evento por caso comunitario, que se estaba creando cuando el accidente del trena de Porriño, en 2016, y ya se puso en marcha con el del Marisquiño, en 2018. Se ha adaptado para las circunstancias especiales del coronavirus. Es la siguiente fase y supondrá habilitar un circuito especial para separar a los pacientes respiratorios.

Por ahora está muy controlada la procedencia de los casos confirmados en el área sanitaria de Vigo y la mayoría tienen su origen en Madrid. Cuando los profesionales ya no sean capaces de determinar cuál fue el contacto que contagió el caso a una persona, se habrá llegado a esta fase.

El protocolo contempla la ampliación progresiva de los espacios en función de la demanda.

En los Puntos de Atención Continuada (PAC) también se trabaja en la separación de espacios para reducir las posibilidades de transmisión. Así, habilitará dos vías de asistencia con sus dos salas de espera y sus espacios de consulta diferenciados. Se limita la presencia de acompañantes. Si el paciente no es dependiente o menor de edad, se le pedirá que se quede fuera. Las curas y tratamientos programados que dan los domingos por el cierre de los centros de salud, se alejan de las sospechas de coronavirus llevándolos a la tercera planta.

El PAC pide a la gente que, antes de acudir por una consulta ordinaria urgente llamen a su teléfono -986 23 60 59- y los sanitarios intentarán resolver sus problemas por esta vía para que no se expongan. Las emergencias deben llamar al 061 y las dudas o casos leves de síntomas de coronavirus, al 900 400 116.

Los centros de salud también tienen un espacio para atender sospechas de coronavirus, seleccionarán otros espacios para otras urgencias y el resto de profesionales, atenderá por teléfono.

Los profesionales insisten en que la mejor medida es quedarse en casa y recuerdan que es responsabilidad de todos disminuir los contagios.