La marcha de Ryanair de Vigo en mayo del año pasado supuso un varapalo para el aeropuerto olívico. Al final del ejercicio, el número de viajeros en esta terminal se desplomó un 10%, tras tres años al alza. Pero la retirada de la compañía irlandesa del aeródromo vigués no ha supuesto ninguna variación en la hegemonía que mantienen en Galicia las aerolíneas low cost sobre las tradicionales. En 2019, las primeras movieron el 64% de los pasajeros que utilizaron alguno de los tres aeropuertos gallegos. Las segundas se conformaron con el 36%. Son porcentajes idénticos a los de un año antes. Y también muy similares a los de los dos ejercicios anteriores. En los últimos tres años, las líneas de bajo coste han movido 10 millones de pasajeros, mientras que las tradicionales se han quedado en la mitad.