La alerta de un vecino avisando que había escuchado "gritos de auxilio" y la sospecha que tuvieron los agentes de que dentro de la vivienda podría haber "una mujer malherida o incluso muerta", sobre todo al toparse en la finca a un hombre manchado de sangre junto a más restos en la zona, llevó a la Policía Nacional a entrar en dicho domicilio. Finalmente, no era un asunto de violencia de género como creían, pero en la casa hallaron, de forma casual, una plantación de marihuana. Este caso ocurrido la tarde del 30 de noviembre de 2017 en Saiáns (Vigo) llegó a juicio. Y la magistrada ha condenado a los tres inquilinos del inmueble a un año y medio de cárcel y a 12.806 euros de multa por delito de tráfico de drogas.

La sentencia del Juzgado Penal 2 de Vigo refiere que los agentes entraron en la casa "en la creencia" de que podrían estar ante un caso de violencia machista. Ello por los indicios existentes y porque el hombre que estaba en la finca con la ropa manchada de sangre -que alegó que un perro "había mordido a una chica"- daba "explicaciones contradictorias". Finalmente, los policías accedieron a la vivienda y no encontraron a nadie herido, pero hallaron 195 plantas de marihuana, por lo que alertaron al grupo de estupefacientes de la comisaría.

La jueza -que rechaza los alegatos de la defensa de violación del derecho a la inviolabilidad del domicilio y de que la droga era para autoconsumo- relata que la casa estaba acondicionada con un sistema de luz y ventilación para el "cultivo, secado y ulterior venta" de la marihuana. El cannabis incautado fue valorado en 6.403 euros. Contra sentencia, dictada este diciembre, cabía recurrir en apelación.