Tras cinco jornadas en las que el jurado escuchó la versión exculpatoria del acusado así como a testigos, policías nacionales, forenses y otros peritos, ayer, en la sexta sesión, fue el turno de que Fiscalía y abogados del caso del crimen de Ana Enjamio en 2016 en Vigo se dirigiesen al tribunal popular para sus informes finales. Lo que trasladó la fiscal, como después harían las otras dos acusaciones, es que "no hay dudas" de la culpabilidad de César Adrio, que afronta hasta 32 años de cárcel acusado de asesinato, acoso y vulneración de intimidad. Lo que hay, agregó, son "muchas pruebas" de que fue él quien cometió un "atroz" crimen que, en palabras de la abogada de la Xunta, es "un caso de libro de violencia machista". "Ana fue cosida a cuchillazos; el acusado quiso asegurarse su muerte de la forma más atroz posible", describió la Fiscalía. La defensa, mientras, pidió la absolución. Tras cuestionar a testigos, policías y peritos, rebatir a las acusaciones y remarcar que no se indagó en otras hipótesis, dijo que su cliente "no fue el autor" de los hechos: "Lo dijimos desde el principio". Tras entregársele el objeto del veredicto, el jurado empezó a deliberar.

La fiscal fue la primera en intervenir: "Nadie vio a César matar a Ana, ni apareció el arma, ni el teléfono móvil [de la víctima] ni la ropa de él de aquella noche, pero hay otros hechos de los que se deduce de forma indudable la autoría". Tras recordar como empezó la relación "clandestina" de víctima y acusado a finales de 2015 al conocerse en la empresa y la ruptura del verano de 2016, narró el "acoso" sufrido por la joven a raíz de que volviese con su expareja Samuel. "César estaba obsesionado con ella y el día de la cena de empresa -dos días después de firmar el convenio de separación con su exmujer con la que ya no vivía desde un año atrás- dijo [a una compañera] que si Ana no estaba con él, tampoco estaría con Samuel; una amenaza grave", apuntó.

Aquella madrugada del 17 de diciembre de 2016, tras la cena, fue el crimen. La fiscal desgranó una quincena de indicios y pruebas que, considera, justifican el veredicto de culpabilidad. Por ejemplo, el guardia civil que pasó por el portal de la avenida de Madrid poco antes del asesinato. "Ve a una chica diciendo 'vete, por favor' y a un chico alto, delgado y con barba de días; Ana medía 1,68 y César 1,94, la descripción coincide", dijo. También la "manifestación espontánea" del padre del acusado a policías, diciendo que su hijo había llegado a las 07.00 horas a casa -el asesinato fue entre 05.30 y 05.40-. Citó asimismo la actitud "fría" del vigués en comisaría y respondiendo con un "¡qué movidón" al ser informado del crimen. O que tuviese una tarjeta SIM del teléfono de Ana. Destacó las dos manchas de sangre de la fallecida en el salpicadero del coche de él. O el ADN de César en la parte interior de la chaqueta de la ingeniera, justo donde recibió "más puñaladas". Lo que no ve concluyente es la identificación de un coche similar al del hombre en la zona del crimen: "No se ve la matrícula".

"Ana sufrió una muerte brutal, con violencia inusitada y de forma sorpresiva, ya que ella no tenía temor físico a César, no podía imaginarse tal ataque", describió la Fiscalía. "¿Se imaginan su terror? Le tapó la boca y le clavó el arma repetidas veces estando viva; con una puñalada era suficiente para matarla, las demás fueron gratuitas -hubo un total de 32-", agregó. Y aprecia ensañamiento porque la víctima fue "cosida a cuchillazos" y alevosía porque se "anuló su capacidad de defensa. "Eso es matar con un plus muy grave", incidió. Ve también agravante de parentesco y de género: "El motivo del crimen es 'la maté porque era mía, o para mí o para nadie".

Sobre la versión del acusado, la fiscal la ve "increíble" e "inverosímil". O "patética". "Tiene un abogado penalista prestigioso y muy hábil que intentará introducirles dudas; pero estuvo ante la jueza de Violencia cuatro veces y no contó nada y ahora, tres años después, ¿nos tenemos que creer su coartada?", afirmó.

Tras el Ministerio Público, habló el abogado de la familia de la víctima: "Los indicios encajan como piezas en un puzzle que solo apunta a la culpabilidad del acusado". Recordó el caso Asunta: "No había prueba directa, pero sí concatenación de indicios". "Hagan justicia", pidió al jurado. "Que no salga gratis el asesinato y protejan a cualquier otra Ana que pueda cruzarse en su camino", dijo. La tercera acusación, la Xunta, afirmó que éste es "un caso de libro de violencia machista, de crimen pasional". "Le asestó más de 30 puñaladas para garantizar su muerte", resumió.