Los forenses de la subdelegación viguesa no solo trabajan en la determinación de la causa de la muerte de una persona, sino que van más allá. Y es que ante la sospecha de que el fallecido, además del motivo que derivó en su muerte, pudiera haber algo más, como por ejemplo una patología hereditaria, los profesionales del Imelga recaban lo que se conoce como sangre en custodia del finado para que en posteriores estudios, se determine si existe un componente genético que provoque una enfermedad.

De este modo, se puede informar a sus familiares sobre esta patología y ampliar el conocimiento gracias a una tarea investigadora. Se trata de un proceso de medicina forense preventiva que puede beneficiar en gran medida a los familiares. "Cuando se produce una muerte súbita y hablas con familiares, te cuentan de otros casos. Si investigas, puedes hallar esta patología y trabajar sobre ella", concretan.