El encendido del alumbrado animó a turistas y vigueses a salir a la calle a pesar del mal tiempo. La incesante lluvia que cayó en Vigo durante toda la tarde de ayer provocó que muchos ciudadanos optaran por el autobús como medio para ver las luces de Navidad. El NadalBus colgó el cartel de completo en su primer trayecto por el centro vigués. El "Cometa" convertido en taquilla avisaba de la falta de billetes para la ruta de las 18.30 horas. Muchos turistas se acercaban hasta Policarpo Sanz para informarse de los recorridos que se harían y a comprar los tiques para el itinerario de las 20.30 horas.

Bajo el cobijo de los paraguas, los privilegiados que tenían billete para la primera ruta del NadalBus fueron pasando uno a uno a la parte inferior o superior del vehículo turístico. "Nos decidimos porque está día de lluvia y para recorrerlo todo tenemos poco tiempo porque volvemos a Pontevedra en el tren de las 20.30 horas", comentaba Marcos quien fue uno de los primeros en subir junto a su familia. La falta de tiempo también motivó a Manuel y a su esposa a reserva su plaza. "Somos de León y al no conocer la ciudad es mucho más fácil. Además, tenemos que coger el coche de vuelta", razonaba.

El autobús fue la alternativa escogida por las familias con niños. "Venimos de Lalín y esta fue la razón para quedarnos porque así podemos ver todo sin mojarnos", decía Miguel mientras cogía a su hija en brazos. "Con la tarde que estaba y los niños, nos pareció la mejor opción", apuntaba Ana, quien hacía el recorrido acompañada de sus dos hijos y su marido Manuel.

Pequeños y mayores observaron con asombro la llegada del Abel Caballero al interior del bus. El alcalde le chocó la mano a uno de los menores que estaban a bordo y se sacó fotografías con todo aquel que le pidió una.

El NadalBus arrancó motores y desde Policarpo Sanz puso rumbo a las principales estructuras luminosas empezando por la bola gigante. Entretanto, Caballero explicaba el funcionamiento de los trayectos y hablaba de la "mejor Navidad del mundo" a los pasajeros antes de apearse en Gran Vía.

El medio turístico siguió su curso y mostró la ciudad iluminada a los usuarios. "Es precioso, ya nos lo habían dicho y poder disfrutar de las luces así es una gran idea", comentaba Ángeles, quien viajaba con sus familiares desde Canarias porque quería conocer Vigo. "Estoy más que emocionada", declaraba.

La mayoría se estrenaba en este bus, aunque algunos repetían por segundo año consecutivo. "Yo ya me monté el año pasado y este vine con amigos para probarlo de nuevo", apuntaba Daniel. "Está muy bien, el problema es que con la lluvia desdice un poco", aducía.

Cuarenta minutos después, los pasajeros se bajaron en la parada de Policarpo Sanz satisfechos. Unos regresaban a sus casas y otros continuaron disfrutando de la ciudad y del ambiente festivo paraguas en mano.