La importancia de los coloridos lepidópteros está arraigada a la sabiduría popular en forma de proverbios al asegurar que "el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo". Estos insectos alados son importantes polinizadores cuya desaparición supondría un problema grave para el ecosistema.

En el viejo continente se ha observado un descenso en los ejemplares, que viven en espacios abiertos, del 40%, desde 1970 hasta hoy. "Las mariposas son un indicador muy bueno del estado de conservación de los hábitats y del cambio climático", asegura el técnico superior de conservación del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, Vicente Piorno. En estos archipiélagos no se ha notado todavía la regresión en las poblaciones, lo que pone en valor "la necesidad de disponer de espacios protegidos" que garanticen la conservación de la biodiversidad.

En el Parque Nacional gallego existen 51 especies de mariposas, una "alta diversidad" en comparación con las que pueblan otras islas debido a su "cercanía a tierra" y a ser un lugar de paso tanto en "migraciones largas como parciales" a lo largo del año. Para controlar esta población alada, desde 2015 se realiza en el entorno el Programa de Seguimiento de las Mariposas. Para llevarlo a cabo se instalaron tres estaciones y se organizan diez partidas anuales con itinerarios en Cíes, Ons y Cortegada, desde marzo a septiembre.

El censo se aborda desde la libertad que ofrece recorrer una isla atlántica, prácticamente solo. El transecto diseñado en Cíes tiene una distancia de 1,3 kilómetros, el de Ons consta de 2 kilómetros dibujados entre praderas y robledales y el de Cortegada transcurre por los 2,3 kilómetros que componen el perímetro de esta porción insular.

El trabajo en el ámbito isleño tiene una dificultad añadida vinculada a la meteorología porque puede ser cambiante respecto a tierra. "No ha sido la primera vez que hemos tenido que anular un censo por nieblas marítimas", explica la coordinadora del seguimiento en Galicia, Saba González.

Los censos, temporada tras temporada, prenden vuelo gracias a la participación de once voluntarios que, impulsados por su amor a los lepidópteros, acuden a las Islas Atlánticas. Divididos en tres grupos, biólogos especializados y particulares ajenos a la ecología, hacen equipo y registran las especies y el número de mariposas que avistan en cada jornada. "Realizar los censos en el Parque Nacional es un lujo y te permite además disfrutarlo en distintas épocas del año", asegura Saba González.

El papel de los colaboradores es esencial para controlar el número de estos insectos. "Nosotros decidimos hacerlo en base a voluntarios porque les gusta su trabajo y valoramos muchísimo su participación", afirma Vicente Piorno. En la actualidad, el Programa de Seguimiento de Mariposas necesita cooperantes con "ilusión" y "muchas ganas". Los voluntarios que estén interesados en los avistamientos deben ponerse en contacto con el Parque Nacional de las Islas Atlánticas.

En la isla de Sálvora los registros no empezaron al no haberse formado aún un grupo que lo haga. "Lo importante en este caso es el compromiso a largo plazo, cualquier persona que se lo proponga puede aprender a identificar las especies. Requiere tiempo, pero está al alcance de cualquiera", detalla Piorno.