El crecimiento del tráfico en la frontera entre Galicia y Portugal no echa el freno a pesar del contundente alza que ha acumulado durante la última década. Los datos sobre flujo de vehículos que maneja el Ejecutivo luso reflejan que la Raia a la altura de Tui es hoy mucho más permeable que en los últimos años. Según sus cálculos actualizados, el tramo comprendido entre España y Valença do Minho de la autopista A-3 -el vial que enlaza la comarca con Oporto y por el que transitan a diario cientos de conductores de Vigo- anotó de media alrededor de 15.300 conductores diarios a lo largo del segundo trimestre de 2019, un 5% más que durante los mismos meses de 2018 y un 40% por encima de 2010, cuando el balance de ese mismo período apenas pasaba de 10.900 vehículos.
Aunque la evolución actual en el tramo, del 5%, es similar a la anotada en el conjunto de la concesión, el alza que ha acumulado a lo largo de la última década supera con creces a la medida de la A-3. Durante esos mismos diez años, el tránsito de toda la A-3 repuntó también a buen ritmo, aunque sin pasar del 24%, casi la mitad que en la zona lindante con Tui.
En la práctica esa evolución positiva se traduce en que el flujo de conductores que circulan entre la Raia y Valença do Minho es hoy bastante más intenso que en los últimos años. El tránsito medio durante la primera mitad del año en el trecho que conecta con Tui asciende por ejemplo a 14.690 coches, 742 más que el año pasado, 1.288 por encima de 2017 y 2.000 más que hace solo un lustro.
Tendencia similar registra el conjunto de la autopista A-3 y la autovía A-28, que enlaza también el norte luso con Oporto y es empleada con frecuencia por los vecinos -y empresas- de la comarca olívica en sus desplazamientos al aeropuerto de Sá Carneiro, la terminal de Leixões o algunos de los municipios comprendidos entre la frontera y la metrópoli portuense, en especial a Viana.
Durante la primera mitad del año la autopista lusa A-3 registró a lo largo de sus 112 kilómetros comprendidos entre Valença y Oporto una media de 25.347 coches, su mayor marca desde al menos 2009, el primero documentado por el Instituto de Movilidad de Portugal. El vial lleva años encadenando un crecimiento notable, especialmente acuciado a partir de 2010, cuando el Gobierno luso decidió implantar en la A-28 -hasta entonces un vial de uso gratuito- los polémicos telepeajes.
La medida, que el Ejecutivo activó en octubre de hace ahora nueve años, generó una fuerte polémica a ambos lados de la Raia. A uno y otro lado del Miño se alzaron voces de usuarios, administraciones y empresarios que alertaron del impacto negativo que tendría el nuevo gravamen para las relaciones en el seno de la Eurorregión. En Galicia la medida fue doblemente impopular porque, además de penalizar el uso de una infraestructura sin coste hasta ese momento, obligaba a los conductores a emplear un complejo sistema para pagar los peajes.
La presión ejercida por parte de ayuntamientos y colectivos de conductores y empresarios logró que ambos países acordasen la interoperabilidad de los dispositivos de pago de telepeaje, los conocidos como OBE; además de que se facilitase el sistema de cobro para quienes careciesen de él.
El efecto de ambas mejoras -sumado también al repunte de la economía en Portugal, un país sacudido por la crisis, y la paulatina recuperación del flujo turístico entre Galicia y el norte luiso- no tardó en sentirse en los balances de la autovía: a partir de 2013 la A-28 volvió a ganar tráfico. Desde entonces acumula de hecho un abultado repunte del 51,7% que situaba su tráfico medio durante la primera mitad de 2019 en alrededor de 32.400 vehículos diarios.
