Un joven aceptó ayer 3 años de prisión y multa de 903 euros por dedicarse a la venta de papelinas de cocaína en las inmediaciones de su domicilio. Conductores acudían hasta allí y le telefoneaban o timbraban para que les bajase la droga a la calle. La Audiencia viguesa la suspendió la ejecución de la pena de cárcel condicionado a que no vuelva a delinquir en un plazo de cuatro años y a que se someta a un tratamiento de desintoxicación. En la jornada de ayer la sala tenía previstas tres vistas de conformidad más, pero se suspendieron ya que o bien no fraguó el acuerdo o los acusados no fueron localizados.