Una de las consecuencias inmediatas que tuvo la puesta en marcha de los telepeajes en la autovía A-28 fue que gran parte del tráfico entre Galicia y Oporto pasó a utilizar la A-3, la autopista del norte luso. Entre 2010 y 2011 la primera perdió 7.000 vehículos diarios mientras la segunda ganó 4.000. El trasvase se produjo en plena crisis y a pesar de que la autopista es mucho más cara que la autovía. A día de hoy un viaje entre Valença y Oporto por la A-3 obliga a pagar 8,85 euros en tasas, mientras que por la autovía A-28 el coste se reduce a 3,85. Aunque durante los últimos años ambos viales han ganado tráfico, el peso de la autopista sigue aumentado. Si en 2009 acogía apenas el 33,4% del tráfico de las vías de alta capacidad entre Galicia y el norte portugués, en 2018 el porcentaje se había disparado ya hasta superar el 43%.