El buen tiempo provocó el adelanto de la llegada de la plaga de la procesionaria a los pinos de la ciudad. Solo en O Castro, una de las zonas donde los árboles están más afectados por esta peligrosa oruga, el Concello colocó en verano del año pasado 62 trampas de feromonas para capturar machos de procesionaria y bajar la fecundidad de las hembras. Ya entre septiembre y octubre, los operarios municipales tuvieron que tratar 128 ejemplares, a los que se les aplicó insecticida de forma sistemática. También se colocaron collares isabelinos en 128 ejemplares de pino en O Castro. El objetivo de estas trampas: capturar a las orugas que sobrevivieron a los tratamientos y que intentan bajar por el tronco. Con estos collares, quedan atrapadas y se impiden que lleguen al suelo.

Hacia el final 2018 el Concello de Vigo detectó el adelanto del ciclo vital de la procesionaria, por lo que procedió a retirar y destruir 115 bolsones solo en noviembre. "A finales de año se detectó su presencia en algún árbol pero, como se están haciendo los controles diarios, la situación está controlada", explican desde el Ayuntamiento.

La procesionaria es una larva que puede provocar importantes reacciones alérgica a los niños que entren en contacto con ella y que puede resultar mortal para las mascotas que la ingieran. Lo más común era que saliese de los bolsones y descendiera al suelo hacia principios de primavera, gracias al descenso de las lluvias, pues escapan de la tierra húmeda.

Sin embargo, en los últimos años, la variabilidad en las condiciones meteorológicas, que provoca que en diciembre y enero apenas haya precipitaciones significativas, ha provocado que sea en esta época, e incluso antes, cuando salen a la luz estas peligrosas orugas. Los expertos alertan de que el cambio climático está acelerando sus tiempos y multiplicándola.

Es en verano cuando aparecen habitualmente aparecen las mariposas de la procesionaria del pino, se aparean y la hembra pone los huevos en las hijas. Posteriormente nacen las orugas, que construyen bolsones de seda como refugio para pasar el frío. Cuando las temperaturas suben, las orugas descienden en fila al suelo. Es su fase más peligrosa porque, para protegerse, las larvas se cubren por unos pelos urticantes que puede provocar reacciones alérgicas y necrosis en la piel.

El Concello de Vigo lleva años luchando contra esta plaga y probando diferentes tratamientos. No solo han detectado la presencia de procesionaria en O Castro. También en los jardines del Museo Liste (Castrelos), en el centro cívico de Teis, en A Guía, en Barreiro (Lavadores) y en Samil. Fue precisamente en Samil donde se han colocado collares isabelinos en 26 pinos de la zona. Varios peatones alertaron en los últimos días de la presencia de procesionaria en el entorno de la playa viguesa.

Los expertos alertan de que los pelos de estas orugas pueden provocar reacciones alérgicas, inflamatorias e incluso anafilácticas en personas y animales más sensibles. Advierten además de que no es imprescindible el contacto directo para que la procesionaria actúe, por lo que insisten en la precaución a la hora de caminar por zonas afectadas por esta plaga. La recomendación es avisar inmediatamente al Concello para que actúe sobre el área afectada en caso de detectare alguna oruga. Clínicas veterinarias de Castrelos y O Castro han recibido en los últimos meses a varios perros que estuvieron en contacto con procesionarias.