El vandalismo le sale caro a la ciudad. Exactamente le cuesta cerca de 1.100 euros al día. Y eso solo para reparar los daños causados en material relacionado con el servicio de limpieza municipal. Si se suman, por ejemplo, los desperfectos en parques, semáforos o farolas el importe sería incluso mayor. A lo largo del año pasado el Concello contabilizó destrozos por valor de más de 388.300 euros en contenedores, cubos de basura y mobiliario urbano pintarrajeado. La minuta supera de forma considerable a la de 2014, cuando esos mismos desperfectos supusieron una factura de algo menos de 270.400 euros. En apenas cuatro años el repunte habría superado así el 43%.
Durante 2018 la concesionaria encargada de la limpieza contabilizó destrozos en 851 cubos de basura y papeleras y pintadas en una superficie equivalente a 1.500 metros cuadrados (m2). Los más afectados, de lejos, fueron los contenedores de residuos urbanos. En 12 meses sufrieron destrozos 753, lo que supone que cada jornada los vándalos ensuciaron o rompieron dos colectores. En el listado le siguen las papeleras que el Concello tiene repartidas por las aceras, parques, plazas... A lo largo de 2018 sufrieron desperfectos 88 unidades. En ambos casos la cifra es bastante mayor que la de 2014. Entonces el Consistorio registró daños en 408 contenedores y 73 papeleras.
Los colectores de reciclaje no se salvan del vandalismo. Los cubos azules, verdes y amarillos repartidos por las calles para que los vecinos depositen papel y cartón, vidrio y envases ligeros también sufrieron ataques en 2018. En concreto la concesionaria municipal anotó 88 contenedores dañados que hubo que reparar o cambiar tras una inversión de 7.500 euros. Los daños en papeleras costaron a las arcas de Praza do Rei algo más de 27.100 euros y los de contenedores de residuos urbanos ascendieron a 296.000, por lo que acaparan el 76% del gasto para reponer los elementos dañados de limpieza.
Las pintadas también salieron caras al Concello, que en 2018 tuvo que dedicar 57.700 euros a la limpieza de una superficie equivalente a 1.500 m2. En 2014 el Ayuntamiento se había gastado en retirar pintadas de los bancos y demás mobiliario urbano unos 18.200. El coste de los desperfectos los asume la concesionaria municipal, aunque ya van incluidos en el contrato de limpieza, con lo que son las arcas del Consistorio las que realmente soportan el gasto.
A la inversión en elementos del servicio de limpieza se suma la realizada en otros espacios e instalaciones de la ciudad. En 2014, por ejemplo, el Concello se gastó 50.000 euros en reparaciones en los parques y jardines y otros 4.100 euros en elementos del alumbrado público que sufrieron destrozos.
El vandalismo no es un problema exclusivo de Vigo. A finales de 2017 el Ayuntamiento de Ourense estimaba que le costaba más de 300.000 euros anuales, una cantidad que el Gobierno local reconocía que se había mantenido como "una constante" durante años. Durante 2013 el Concello de A Coruña se gastó cerca de medio millón de euros en la eliminación de 1.950 pintadas repartidas a lo largo y ancho de la ciudad. Problema similar se registra en Lugo, donde a lo largo de 2015 se quemaron 34 contenedores de basura. En las grandes ciudades el problema llega a suponer un auténtico y costoso quebradero de cabeza para las administraciones encargadas de plantarle cara. Madrid, por ejemplo, destinó aproximadamente 61 millones de euros a eliminar pintadas solo entre 2006 y 2013. Durante ese lapso de apenas ocho años sus servicios de limpieza actuaron en una superficie equivalente a 10,2 millones de metros cuadrados. Sevilla, por ejemplo, contrató el año pasado un servicio de 60.000 euros para limpiar pintadas y grafitis que afeaban los monumentos del municipio.
