Era el año 2003 cuando por primera vez el entonces Gobierno del PP aceptó la propuesta de conectar directamente Vigo con la capital de España a través de Cerdedo y se encargó un primer estudio de trazado, pero no sería hasta el año 2007 cuando se conoció públicamente una propuesta que incluía un túnel de 18,3 kilómetros y dos viaductos que disparaba su coste. El ansiado proyecto que reivindicaban de forma unánime alcaldes y organizaciones de empresarios de Pontevedra estuvo cinco años en tramitación sin que se produjera ningún avance hasta que en 2012 se anunció la necesidad de corregir el trazado y someterlo a un segundo estudio de impacto ambiental, punto en el que el AVE directo a Madrid quedó enterrado de forma indefinida. Ni la movilización social generada por la actuación sirvió para desatascar la fase de estudios de la que nunca ha salido. Tanto tiempo ha pasado que han entrado en vigor nuevas exigencias técnicas a raíz de los problemas surgidos en el túnel de Pajares que obligarán a someter el proyecto a más informes sobre la geología del suelo.

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