El Servicio de Urgencias del Álvaro Cunqueiro lleva dos días seguidos amaneciendo con 19 y 18 pacientes con orden de ingreso pero sin una cama disponible para que este se produzca. El Servicio Galego de Saúde (Sergas) lo atribuye a la "alta actividad quirúrgica programada" y resalta que "los pacientes se van ubicando a lo largo de la jornada".

No es que estén llegando muchos más casos a urgencias. Incluidas las embarazadas, el lunes hubo 408 casos y el martes, 388. La media anual es de 353 adultos -sin contar las obstétricas- y, en el pasado mes de agosto, se elevó a unas 400, por los percances que sufre la gente al hacer más actividad con el buen tiempo y las vacaciones y por los desplazados. Tampoco el porcentaje de los que requirieron ingreso está por muy por encima de lo habitual. El lunes fue del 15,4% y el martes, del 16,7%.

El Sergas admite que la presión asistencial que están recibiendo está "en la línea de la normalidad para estas fechas". Lo atribuye a que los quirófanos están operando mucho. El lunes realizaron 54 operaciones programadas que requirieron hospitalización y el martes, una menos. La gran mayoría son ambulatorias -80 y 107, respectivamente-. Por la vía de urgencia entraron doce el primer día y ocho, el segundo.

La capacidad de hospitalización del Chuvi no está a pleno rendimiento. Ayer, en el Meixoeiro, más del 40% de sus camas operativas estaban cerradas. Según los datos facilitados por la Central Intersindical Galega (CIG), está clausurada la quinta planta entera -60 camas-, el ala 2 de la séptima -30 camas que abren en octubre- y la segunda planta entera -que tenía 60 camas y ha perdido 15 para poder ampliar y mejorar la seguridad de las habitaciones destinadas a aislamiento para infecciones de alto riesgo-.

El Sergas se fijó como objetivo que los pacientes que entran por urgencias no tengan que esperar más de cinco horas desde que se pide su ingreso hasta que llega a la cama. Fuentes hospitalarias explican que las largas demoras de pacientes en el servicio ocasionan problemas de comodidad y seguridad al paciente, así como distorsiones en el funcionamiento de un servicio, que no solo tiene que hacerse cargo de los nuevos casos que entran por la puerta, sino controlar aquellos que tardan en trasladarse a planta.

Estos días también se produjo un caso excepcional, el de un paciente que permaneció 93 horas en el Servicio de Urgencias. Necesitaba estar monitorizada por una patología potencialmente mortal. Una vez estabilizado, la ingresaron en Psiquiatría. Este servicio, que habitualmente no tiene problemas de camas, se está encontrando en los últimos días con entre 6 y 7 ingresos diarios que lo están poniendo en dificultades. Su jefe, el doctor José Manuel Olivares, explica que "hay rachas". Aunque desconoce a qué puede deberse esta, señala que los cambios de estación pueden influir. Están recibiendo descompensaciones maníacas, brotes psicóticos...