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El interminable efecto de la "macrorredada": A Pedra lleva ya un mes cerrado

► El mercado apenas registraba movimiento desde Semana Semana ► Solo abren seis negocios en la planta baja ► La asociación asegura que gestiona relanzarlo

Planta superior del mercado de A Pedra, ayer, con el acceso cerrado. // José Lores

A Pedra no consigue despertarse del coma en el que se sumió en octubre de 2014, cuando cerca de un centenar de policías se desplegaron por el mercado como parte de la "Operación Cuarzo" contra la venta de productos falsificados. A aquella macrorredada le siguió un largo precinto que mantuvo buena parte de los negocios cerrados a cal y canto por orden judicial. Desde entonces la situación de A Pedra ha dado muchos quiebros -poco a poco se levantaron los precintos oficiales, se invirtió en algunos puestos para ampliarlos y modernizar su imagen, se cambiaron los estatutos, se adoptaron medidas para atajar la morosidad...-, pero en un aspecto, el más importante, sigue igual que el día siguiente de la redada de octubre de 2014: apenas registra movimiento alguno.

Según confirma su presidente, Alfonso Méndez, a día de hoy solo abren de forma regular media docena de locales situados en la planta baja. Una porción muy pequeña del recinto, que en 2015 sumaba 47 locales, número que ha variado desde entonces a raíz de los cambios interiores. La parte superior -donde se concentran las antiguas tiendas dedicadas principalmente al textil- carece de actividad.

Méndez explica que desde hace cerca de un mes el grueso del recinto está cerrado, una situación a la que A Pedra ha llegado tras apenas registrar demanda desde Semana Santa. Ayer mismo la gente que subía o bajaba a medio día entre la plaza de A Pedra y la calle Teófilo Llorente se encontraba con que la verja de acceso a la nave principal del mercado estaba cerrada con candado. Desde el tramo que avanza hacia el barrio de las ostras podía verse además cómo las diferentes entradas a los puestos tenían las persianas echadas.

El principal problema de A Pedra es que, tras levantarse el precinto, buena parte de los negocios siguieron cerrados o abrieron solo durante un breve período. Aunque en 2017 se acometieron obras en la nave central para reformar y unificar puestos, su actividad no llegó a cuajar. El motivo -apuntaba entonces el colectivo- es que la convivencia de locales cerrados y otros abiertos lastraba su imagen.

A finales de junio la asociación de comerciantes acordó ofrecer una quincena de esos puestos sin actividad para ajustar su deuda -muchos de los titulares de negocios cerrados dejaron de abonar las facturas comunes, como electricidad, canon o agua- y relanzar el recinto. El objetivo que perseguía el mercado era atraer "savia nueva". Aunque en apenas una semana ya había recibido una docena de ofertas, a día de hoy aún no se ha logrado relanzar el recinto. Méndez insiste en cualquier caso en que la asociación sigue trabajando y confía en despejar la situación pronto.

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