El 16 de enero de 1922 fue un día fatídico para la ciudad olívica. Una galerna desencadenada a medianoche con viento huracanado del Noroeste provocó que dos barcos de cabotaje que estaban en la Ría rompiesen amarras y se estrellasen contra el antiguo muelle comercial del Puerto (muy cerca del paseo que se derrumbó el pasado domingo en pleno fin de fiesta de O Marisquiño), destrozándolo por completo. Además el temporal dejó al Puerto sin grúas.

Cinco personas perdieron la vida en la tormenta y en aquel momento se calculaba que las pérdidas materiales ascendían a un total de 12 millones de pesetas aproximadamente. Cuando Vigo recuperó la calma, miles de ciudadanos se acercaron a la zona donde estaban ubicados los muelles para ver con sus propios ojos las terribles consecuencias de la galerna. "Una verdadera hecatombe" que según publicaba este diario hace 96 años, provocó numerosos daños que "dejaron inutilizado al que mercantilmente era el primer puerto de España y de Europa". Además, en aquel momento se exigió a Fomento el arreglo inmediato de los muelles y la adquisición de grúas.

Entre las cinco víctimas, se encontraba una mujer que murió electrocutada, y tres marineros de Bouzas que intentaron salvar su embarcación sin éxito. El Lazareto de San Simón también sufrió daños, ya que las embarcaciones "quedaron hechas astillas".