El descendiente del escritor francés Jules Verne visitó la urbe dentro de los actos que conmemoran el 140 aniversario de su primer desembarco.

-¿Conocía la relación tan intensa entre Verne y la ciudad?

-Pues es mi primera vez en Vigo pero sí conocía la ciudad por su obra, pero no conocía tanto de su estancia. Me sorprendió mucho la implicación de la ciudad con su figura, sin duda es de las que más ha apostado por Verne y su literatura.

-Participó y visitó decenas de exposiciones sobre su tatarabuelo, ¿hay algo en esta que no haya visto o le evocase un grato recuerdo?

-Me llamó mucho la atención que en la entrada hay un gran mural con el lema del Nautilus y también la maqueta de un barco que es el Saint Michel III, un yate que compró Verne y que tuvo que vender; pues yo me compré una pequeña barquita a la que llamé Saint Michel IV en su honor y ver aquí la maqueta me trajo buenos recuerdos.

-¿Ser familiar de Verne es más un honor o una responsabilidad?

-Ambas cosas, en verdad me ha marcado la vida, no puedes hacer cualquier cosa, realmente es más una responsabilidad. Ahora que ya tengo mi carrera profesional consolidada, ahora sí tengo más tiempo para dedicarme a su figura.

-Le habrán contado y habrá leído cientos de historias sobre él, ¿con cuál se queda?

-Lo que más me llama la atención es el personaje en sí, era muy divertido. La sociedad de Nantes era muy burguesa y un día Jules bailaba con una mujer que tenía un gran corsé que en Francia se llama "ballena", y Verne le dijo: "¿Señora, puedo pescar la ballena?" y todos se le quedaron mirando y murmurando.

-¿Vigo debería reivindicar más la figura de Verne?

-Sí, no solo en el día de sus desembarcos. Jules Verne está en el ADN de Vigo y además la ciudad tiene potencial para mantener su legado.