Una decena de cubos de basura y baldes de plástico apilados, docenas de periódicos desplegados por el suelo a modo de tapete, cartones empapados y una mezcla de pivotes y carteles de "peligro" para que los viajeros eviten la zona. Frío. Humedad. Y un chorreo constante de gruesos goterones que se deslizan desde las columnas y las vigas de la cubierta, justo al lado de los fluorescentes que iluminan el recibidor. La estampa que recibe a los cientos de personas -vigueses, vecinos del resto de Galicia y turistas de otras latitudes de España o incluso de más allá del Miño o los Pirineos- que cada día llegan o se van de Vigo en bus es kafkiana.

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Llueve en la estación de autobuses de Vigo

A pesar de que en 2015 la Xunta invirtió 176.300 euros en la reforma de la estación de la Avenida de Madrid y que de ese dinero se destinó algo más de 21.500 euros a la sustitución de canalones, la terminal vuelve a padecer un serio problema de goteras. Ayer se podía ver en pleno hall, justo al lado de las escaleras que comunican con las dársenas, todo un despliegue de cubos de basura para recoger las goteras que caen del techo. En el otro acceso destacaban dos baldes con un cartel amarillo que alerta de que el suelo está húmedo.

Desde la Consellería de Infraestruturas explican que los temporales levantaron uno de los canalones de la cubierta, en un punto poco accesible por donde ahora se filtra el agua. "Es necesario repararlo. Se va a hacer de forma inmediata, pero en cuanto pare de llover", zanjan. La gerencia de la estación confirma que "Ana" afectó a los dos canalones centrales renovados hace tres años e insiste en que no se ha podido actuar por el mal tiempo: "Se espera por la seguridad de los operarios y porque hace falta que la superficie esté seca".

Las goteras fueron un problema habitual en la estación durante años cada vez que asomaba una borrasca intensa. Para paliar ese problema, en octubre de 2002 la Xunta de Galicia licitó un contrato de 109.300 euros para "reparación de la cubierta metálica" de la terminal. La adjudicación se publicaba en febrero de 2013 por 97.300 euros. En el verano de 2014 Infraestruturas volvía a informar de que había destinado 5.000 euros al arreglo de la cubierta para arreglar los daños de otro temporal.

La mayor inversión llegó sin embargo en julio de 2014, cuando la Xunta formalizó un contrato de 250.000 euros para mejorar las estaciones de Cangas, Gondomar, Ponteareas y Vigo. Según figura en los informes colgados en la Plataforma de Contratación Pública, se destinaron 176.300 a la terminal olívica. De esa cantidad, la mayor parte (130.600) se usaron en cambiar las viejas escaleras mecánicas, ya obsoletas. Dentro del mismo plan se mejoró la pavimentación, las señales y los ascensores. A la sustitución de canalones de la cubierta se dedicaron unos 21.500 euros. Las obras se realizaron en 2015.

El plan de mejora respondía a una vieja exigencia de los usuarios, que desde hace años reclaman una terminal digna y con servicios. De hecho la propia Xunta llegó a detectar "una serie de deficiencias", con anomalías graves, lo que llevó a mejorar la limpieza y señalización del recinto y reparar sus puertas automáticas o escaleras.