La propuesta para revitalizar O Castro surge de un profundo estudio de la evolución histórica del monte desde sus orígenes castreños y posterior romanización, pasando por el castillo medieval del Penço y la desaparecida ermita de Nuestra Señora de la Asunción hasta el inicio de la construcción de la fortaleza en el siglo XVII para defender la ciudad de los ataques corsarios y de la Armada inglesa. Carácter militar que conservó hasta los años 60, cuando se ajardinó y llenó de árboles.

"Si no hubiese sido así, quizá hoy el monte ya no existiría y estaría completamente urbanizado", plantea Urdiales, que también entrevistó al arqueólogo Hidalgo Cuñarro y al responsable técnico de la Concejalía de Parques y Jardines, así como a viandantes, turistas y operarios de mantenimiento en el propio recinto.

El arquitecto, que defendió su proyecto el pasado julio, ya ha manifestado al Concello su intención de entregar la propuesta al alcalde. "Es un primer abordaje, una idea de lo que se podría hacer para aprovechar su potencial. Se trata de aportar", defiende.

Su planteamiento no elimina ningún elemento sino que constituye "una capa más sobre el parque que aporta nuevos usos". De esta forma, evita intervenir en un elemento conflictivo como es el de la Cruz y preserva el valor arqueológico de todo el recinto.

"Solo una parte del castro está musealizada, pero las pocas catas realizadas hasta el momento revelan que hay restos por todo el monte. Cualquier actuación puede originar problemas, de ahí que la premisa de este riesgo marque todo el proyecto", destaca.

"La ventaja de las pasarelas y los elevadores utilizados es que ocupan una superficie muy limitada y se pueden trasladar elementos o mover pilares de forma sencilla si se descubren restos a conservar. Incluso pueden actuar de miradores sobre ellos. Y ninguna de estas actuaciones exige un levantamiento arqueológico previo del terreno. Las obras buscan el mínimo impacto sobre el terreno", subraya.

Urdiales también investigó las soluciones utilizadas en recintos similares de España y del resto del mundo, por ejemplo, en el de Montjuïc, que guarda muchas semejanzas con O Castro. "Nuestro parque es más reducido y la fortaleza de Barcelona es de mayor envergadura pero las condiciones son parecidas", compara.

Allí también se buscaba acercar el monte a la ciudad y recuperar el castillo que ocupa su cima, aunque se optó por alguna intervención de mayor calado como un teleférico para ascender hasta ella.