Miguel Fidalgo dejará en días su puesto como vocal del pleno de Zona Franca en representación del Concello. La junta de gobierno aprueba hoy el cese del concejal del Partido Popular y su sustitución por María José Caride, edil de Urbanismo. La decisión se explica porque el alcalde Abel Caballero considera que la presencia de la responsable de Urbanismo es "especialmente valiosa" en el consorcio, mientras que la de Fidalgo no tiene "un significado especial a tenor de lo que aporta".
El cambio, que con toda probabilidad se hará efectivo en la reunión del próximo miércoles, es importante por cuanto la presencia de Caride daría a la representación socialista la mayoría en este órgano de gobierno.
Además del argumento citado, el gobierno local ofrece otros dos para defender el relevo de Fidalgo. Primero, que el Partido Popular ya está "suficientemente representado" en el pleno de Zona Franca. El segundo es que el Gobierno hace un año, en su potestad para nombrar dos vocales del Estado, eligió a Elena Muñoz, portavoz municipal del PP, y de Rafael Louzán, entonces presidente del PP provincial. "Se suponía que los elegidos debían ser profesionales con una importante experiencia empresarial o de reconocido prestigio económico, como venía ocurriendo hasta el pasado año, pero Hacienda optó por darles el puesto a dos dirigentes populares, así que este partido ya cuenta con una más que suficiente representación", explican. Tanto Louzán como Muñoz forman parte también del comité ejecutivo, el equipo rector que se encarga de la gestión, administración y dirección de las obras y servicios.
En el ejecutivo local no entienden por qué "tenemos que sacrificar uno de nuestros puestos para concedérselo al PP". En este sentido recuerdan -y éste es el segundo argumento que esgrimen- que cuando el propio PP gobernó la ciudad con mayoría absoluta, con Manuel Pérez en la alcaldía, acaparó todos los vocales que le correspondían al Concello. Fuentes del gobierno aseguran que hasta ahora Caballero había mantenido su criterio de que la oposición tuviese su espacio en Zona Franca, "pero a la vista de que el PP ya se encarga por sí solo de colocarse, echando del pleno a reputados empresarios para hacerse un hueco, no tiene sentido que mantengamos el criterio de representatividad".
Las relaciones entre Caballero y la delegada de Zona Franca, Teresa Pedrosa, no pasan precisamente por su mejor momento. La resistencia de ésta a participar en el proyecto de reforma del estadio de Balaídos ha contribuido a que el diálogo esté fracturado.
