Los jueces condenan a Air France a indemnizar por daños morales a los siete vigueses que demandaron a la aerolínea en 2008 después de que su vuelo París-Vigo tuviera que regresar al aeropuerto a los 15 minutos de haber despegado con un fuerte olor a quemado en el aparato y que éste se cancelara. El Juzgado de lo Mercantil Número 1 de Pontevedra falló ayer a su favor después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea reconociera a finales del año pasado que los viajeros tenían derecho a ser resarcidos moralmente. El consejo del alto tribunal europeo fue seguido a rajatabla por el Mercantil. "Un viaje con niños pequeños donde el avión retorna con olor a quemado y pánico generalizado; donde por necesidades del transporte alternativo ofrecido terminan durmiendo en la maleta del propio aeropuerto y levantándose a horas intempestivas justifica sobradamente la indemnización solicitada", argumenta el juez. Ante esta sentencia cabe recurso de apelación frente a la Audiencia Provincial.

La indemnización total a la que debe hacer frente Air France asciende a 6.173 euros. Según el Juzgado de lo Mercantil, la aerolínea debe resarcir a los siete afectados con 250 euros solo en concepto de la cancelación del vuelo. Además, y tal y como exigieron en la denuncia, a la familia Pato Rodríguez (un matrimonio y su hija) la compañía le tiene que abonar los 170 euros del taxi que les trajo del aeropuerto de Oporto –a donde fueron desviados al día siguiente del que preveían partir de París– a Vigo. A la familia López Sousa (un matrimonio y su hijo) le corresponden otros 20,5 euros que reclamaron en concepto de la comida que compraron en el aeropuerto la noche en la que se suprimió su vuelo; y otros 23,2 por un día más de guardería en la que tuvieron que dejar a su perro por este imprevisto.

Ninguna de estas dos familias fue alojada en un hotel. Además –como denunciaron en declaraciones a FARO– "fuimos tratados como basura". Por este motivo solicitaron una indemnización de 650 euros por cabeza en concepto de daños morales. El Mercantil falló a su favor. Rodrigo Puga, el otro denunciante que viajaba solo, reclamó solo 300 euros por este motivo ya que, pese a haber mostrado su malestar por el trato de la aerolínea, ésta sí le ofreció un hotel en el que se alojó el día de la cancelación. El juez también falla a su favor.

Los hechos se remontan al día 25 de septiembre de 2008. Estos siete vigueses formaban parte de los 69 viajeros del vuelo París-Vigo de Air France que partió a las 19.40 horas de Charles de Gaulle. Después de haber despegado, el comandante optó por regresar a tierra por un problema técnico. El pánico se apoderó entonces del pasaje. Un fuerte olor a quemado y los llantos de algunas azafatas –como aseguraron los afectados– les hizo pasar uno de los peores momentos de su vida. Ocho camiones de bomberos los recibieron en la pista rociando de agua el aparato. Ya en tierra, las dos familias con sus hijos de cuatro y seis años tuvieron que dormir en el aeropuerto. Todos fueron recolocados al día siguiente. La familia Pato Rodríguez vía Oporto; Rodrigo Puga, vía Bilbao; y el matrimonio López Sousa en el vuelo a Vigo de última hora de la tarde del día siguiente al previsto.