Apenas existen fotografías del pulpo de las Galápagos, una especie que se pesca de forma residual y sobre la que no existe ningún estudio científico riguroso. Pero el misterio roza su fin. Rayco Pérez, un estudiante de doctorado de la Universidad de Vigo, se ha propuesto descubrir sus secretos, adaptarlo a la cría en cautividad y aprovechar el conocimiento que acumula el grupo del profesor Francisco Rocha para comparar el Octopus oculifer con su pariente lejano de la Ría, el Octopus vulgaris.

Las bases para esta futura colaboración se sentaron el pasado agosto cuando el joven investigador realizó una estancia de un mes en aquel archipiélago del Pacífico y establecer los primeros contactos con responsables del Parque Nacional y la gestión pesquera, la Fundación Darwin y Fundar Galápagos, así como visitar pesquerías, muelles y entrevistarse con pescadores.

Rayco se dio cuenta de que su propuesta debía aunar las pretensiones del parque de limitar las capturas con los intereses del sector extractivo: "A pesar de ser una reserva de pesca reconocida a nivel mundial, la presión de los pescadores con licencia es brutal y cada temporada se pueden capturar hasta un millón de pepinos de mar. Pero, por otro lado, son miles de familias las que viven de esta actividad. De ahí que enfocando el proyecto hacia la acuicultura, además del interés científico, también ofreceríamos una alternativa cuya viabilidad económica puede ser alta y que no resulta dañina para el ecosistema".

A día de hoy, en Galápagos no existe una tradición gastronómica ligada al pulpo y los ejemplares capturados mientras se recogen otras especies que sí son comerciales como el pepino de mar o la langosta son consumidos por los propios pescadores.

Rayco, que es buzo deportivo, pudo tomar fotografías de esta desconocida especie durante la docena de inmersiones que realizó en las islas de Santa Cruz, Isabela, Floriana y Santiago y que se costeó él mismo. "Es un pulpo más pequeño que el gallego y presenta diferencias morfológicas", comenta.

Durante su estancia en Galápagos, situadas a unos mil kilómetros de la costa ecuatoriana, el joven también pudo elaborar un estudio preliminar sobre este pulpo de arrecife descubierto en 1904 por Hoyle mediante la recopilación de la escasa y deslavazada información que halló en la biblioteca de la Fundación Darwin.

El proyecto, para el que buscará financiación en la próxima convocatoria de cooperación internacional del Gobierno central, combina la biología y la ingeniería puesto que propone utilizar técnicas estadísticas y sistemas de información geográfica, entre otros, para determinar la densidad poblacional y distribución del pulpo. "Estudié Telecomunicaciones en Vigo y soy ingeniero de redes, pero siempre me he sentido un biólogo de corazón y en mi tesis quise buscar una línea de fusión. He estado en la Estación de Toralla con el profesor Rocha y creo que los extensos conocimientos sobre la cría del pulpo del departamento podrían beneficiar al Parque Nacional de Galápagos", explica.

Si esta colaboración de la Universidad de Vigo con los gestores de Galápagos fructifica, el trabajo de Rayco también permitiría comparar el Octopus oculifer con la especie de nuestra ría: "Ambos proyectos podrían arrancar de forma paralela aquí y al otro lado del mundo y me gratificaría mucho poder mejorar nuestro patrimonio natural", reconoce ilusionado.