El cambio de la fisonomía de la calle Areal y su despegue como una de las más vitales de la ciudad mereció que FARO "viejo testigo de los progresos locales, dedique un recuerdo a ese trozo del Vigo que se va y que quedará como un documento histórico." Así, a mediados de 1926 fueron desapareciendo "al golpe demoledor de la piqueta, los últimos vestigios del antiguo convento de monjas del Arenal", y en su lugar "levanta el actual propietario, D. Eligio Prieto, amplias edificaciones, que reemplazarán con su traza moderna la vetustez del viejo caserón y modesta iglesia que un tiempo fue parroquial de Santiago de Vigo. La urbanización de la calle, gana enormemente con el cambio, pero la tradición pierde aquel monumento de las pasadas épocas de Vigo".

El convento

El convento "fundado en 1558 por doña Inés Pérez de Zeta, viuda de Fernán Fitero, que con las tres hijas que de su matrimonio le habían quedado, fue cabeza de la comunidad de religiosas de la Orden Tercera de San Francisco, moradora del monasterio hasta el siglo pasado".

Una parte sirvió de Hospital Militar hasta que un incendio la destruyó, durante la noche del 31 de Diciembre de 1879, lo que forzó entonces su traslado a la parte de la izquierda, y allí permaneció hasta su ubicación en Villa Lola.

Ya antes de aquella época el convento había sido pasto de las llamas. Fue en 1589, y ocasionaron el incendio los corsarios de Drake en una sus incursiones por la ría.

En Junio de 1923, de nuevo las llamas del incendio amenazaron la existencia del viejo monasterio, "que se salvó, para caer ahora definitivamente".

Al proceder al derribo de los restos del monasterio, Eligio Prieto donó a la ciudad a través del Cronista, Rodríguez Elías, los emblemas, escudos y figuras que adornaban las fachadas, lo que junto con el legado de Policarpo Sanz dio pie a la creación del Museo de Castrelos.

El edificio Arenal

El que fue el primer edificio de oficinas que se levantó en Vigo fue proyectado por Jenaro de la Fuente. Se trata de un inmueble "de un sobrio y depurado eclecticismo clasicista al que un duro granito del país le da una gran belleza y solemnidad". Su construcción finalizó en 1928, tal como señala la inscripción, con las iniciales del propietario, situada sobre el acceso principal.

Calificado con la máxima protección, en 1998 fue objeto de una minuciosa rehabilitación integral, añadiéndosele una planta bajo cubierta y eliminando de las fachadas todo el cableado y elementos extraños.