La construcción del aeropuerto de Peinador experimentó a partir del otoño de 1936 un impulso considerable al establecer las autoridades la obligación de trabajar en su explanación "a todos los vecinos de edades comprendidas entre 20 y 50 años". La llamada "prestación personal" se imponía, "de momento, durante dos días al mes y será redimible con la cantidad de 12 pesetas, equivalente al doble jornal de un bracero."

El relanzamiento de las obras del aeropuerto se anunció a mediados de septiembre, recordando que "las Autoridades de Vigo se disponen a convertir la meseta de Peinador en un amplio y magnífico aeropuerto. Ya han sido efectuados en dicho lugar los estudios preliminares indispensables y se cuenta con la cooperación técnica de diversos organismos y con valiosísimos ofrecimientos de empresas constructoras".

Y querían que "a una obra que como la del Aeropuerto tiene carácter general, coopere todo el vecindario, no solo de Vigo sino de los Ayuntamientos de Lavadores y Mos y con este fin han dispuesto que para la explanación de los terrenos del aeropuerto se imponga con carácter obligatorio la prestación personal a los residentes varones de los Municipios de Vigo, Lavadores y Mos, que hayan cumplido 20 años y tengan menos de 50. Estarán exentos de la prestación personal las autoridades y los militares y marinos mientras permanezcan en filas".

Paralelamente se abrió una suscripción pública pro aeropuerto de Vigo, "pues todos los vecinos están moralmente obligados a cooperar a esta obra".

Para el alistamiento de los voluntarios y el pago de redenciones se instalaron unas oficinas en la biblioteca de la Escuela de Artes y Oficios.

Avisos al vecindario

Periódicamente se publicaban avisos convocando por calles a los vecinos, "que no hayan efectuado la redención a metálico, que tienen la obligación de presentarse sin excusa alguna a las ocho y media en punto de la mañana, en las obras del Aeropuerto de Vigo, en Peinador, con objeto de cumplir su ineludible prestación personal de trabajo, apercibidos que de no verificarlo, serán castigados. El mal tiempo, aún en los casos más extremos, no exime de la puntual presentación de los interesados en el mismo lugar del emplazamiento." A los que no acudían se les daba un plazo de 48 horas para explicar los motivos de su ausencia y quienes no lo hacían recibirían "una severa aplicación de sanciones por la Autoridad Militar".

Hubo incluso "aviso a los señores curas párrocos de Alcabre, Bouzas, Castrelos y Corujo, para que a la mayor brevedad se presenten en las oficinas del Aeropuerto de Vigo, con objeto de recibir instrucciones sobre la redención a metálico".