Yo preferiría no tener con ellos el tipo de contacto que caracteriza su deporte. Ahí tenéis, como una escuadra rompedora e impenetrable, a los Vigo Vellos, el equipo de veteranos del Vigo Rugby Club. Todos superan los 35 años y su rugby ya no es lo que era pero conservan el espíritu de este gran deporte, la humildad, la capacidad de sacrificio y la pasión por el oval. Son abogados, ingenieros, periodistas, economistas, biólogos, empresarios….

El Vigo Rugby lo crearon algunos de los veteranos que ahí veis. Fueron duros sus inicios pero así se forjó un equipo humano que ha luchado desde el 88 para hacer un gran club de rugby que hoy entrena en la Universidad de Vigo, tiene varias categorías, monitores, escuelas infantiles...

Ignacio Franco, uno de sus directivos y jugadores más activos, nos ayuda a radiografiarlos. En la foto veis a Ramón Babé, presidente del VRC, y a Ramón Amoedo, vicepresidente, ambos socios de un prestigioso despacho de abogados en Lealtadis. Babé es la visión, la patada segura y el pase exacto y Amoedo es la fuerza, la lucha y el coraje. Otro abogado es Álvaro Martinez-Herrera, "Cutu", la ironía y la creatividad del rugby. Otro es José Gainzarain, empresario y consultor estratégico de varias empresas gallegas, un bailarín cuando juega por la elegancia de sus movimientos.

Federico Babé director general de una distribuidora de combustible, es la rapidez, el creador de espacios y jugadas imposibles. Están ahí los hermanos Enrique y Diego Gómez, uno economista y el otro abogado, dos auténticos gladiadores sobre el césped. Xurxo Torres, conocido periodista y propietario de la agencia de publicidad Torres y Carrera, con sus 2 metros, inmenso y transmisor de pánico a los rivales por su dureza en el contacto.

Enrique Paz, profesor universitario de prestigio y un gran placador, el autentico pulmón del equipo. Darío, ingeniero industrial de Antolín y uno de los talonadores más duros, un correoso espartano. Juan Campo, conocido mediador de seguros especializado en el sector naval, que destaca por la rapidez con la que transmite el oval. Pedro Covelo, abogado vigués, el más perseverante de la delantera, castigador que nunca baja la guardia. Egbert, el holandés errante, ya estuvo trabajando en Estados Unidos, en Malasia, en Chile, y ahora en Vigo ha encontrado la felicidad y el rugby.

Luis, otro veterano de Chile, un auténtico luchador que se mantiene en forma y que ya ha jugado algún partido en el mismo equipo que su hijo Nicolás de 17 años. Manolo Lago, el zaguero eterno que forma parte de la historia, del presente y del futuro del Vigo Rugby Club, lleno de entrega, humildad y pasión ejemplar por el oval. Cuánta vida hay tras una foto...