El libro recién publicado y encargado por esta sociedad a José Carlos Espinosa, un alarde de minuciosidad investigadora y de memoria histórica sobre el Mercantil, nos sirve de guía. Y la influencia en lo cultural no deja duda: fue capital en tiempos de nuestros mayores. No ahora, que existen diferentes focos emisores que compiten entre sí y dan a Vigo una actividad en ese campo inimaginable para nuestros abuelos o bisabuelos. Pero en ese largo itinerario que comenzó en los albores del siglo XX hasta al menos los años 80 o 90, antes de que fundaciones, cajas y otras entidades asociativas fueran tomando el relevo, el Círculo Mercantil asumió un papel central en la dinamización cultural de una urbe que vivía un desarrollo demográfico y económico imparable. “Por su tribuna -dice José Carlos Espinosa- desfilaron representantes muy destacados de las ciencias, las artes y las letras; fue un faro que brilló con luz propia, con años de gran esplendor y otros de menos actividad” .

La relación de sus conferenciantes es inmensa desde los primeros años del siglo pasado, demostrando que no todo en Vigo era espíritu fenicio. Comienza en 1891 pero desde los años 20 empezamos a ver nombres como Juan de la Cierva, Lerroux, Ceferino Maestu, Gregorio Espino, Peña Novo, Basilio Álvarez, Castroviejo, Ballester, Otero Pedrayo, Cunqueiro, Pemán, Gerardo Diego, Marañón, Marsillach, Gala, Galeano, Savater y Samaranch, fallecido estos días... Y así varios cientos, quizás miles. La primera conferencia que dio una mujer en Vigo fue allí, la académica María Barbeito, en 1933.

“Cuando hubo que dar un paso al frente y respaldar instituciones viguesas, como pasó con la Coral Casablanca, el Mercantil lo hizo, introduciéndola en su seno. O cediendo su auditorio al Conservatorio de Música, cuando no lo tenía”.

Un estuche

Ya en los años 20, su apasionado presidente, Bernardo Bernárdez, decía que el Mercantil debía ser un estuche que alojara cultura y enseñanza. Un ejemplo fue su biblioteca, que empieza a a crecer desde 1992 y contabiliza unos 4.000 volúmenes en 1927, unos 6.200 en 1965 y 35.000 en la actualidad, llegando a ser la mejor dotada de Vigo y una de las primeras de Galicia.

¿El cine? También formó parte de su oferta cuando en Vigo apenas existía. Allí se estrenó en 1897 el cinematógrafo de Lumiere ante sorprendidos espectadores por el curioso invento pero es desde 1928 cuando se inician proyecciones periódicas, aunque es en los años 50 la época de mayor actividad cinematográfica, no pocas veces con préstamos de cintas de los consulados norteamericanos, francés o inglés.

“Yo no entré de bebé en el Mercantil sino antes, en el vientre de mi madre”, dice riendo el director teatral Maximino Keyzán. “Ya mi abuelo fue vicepresidente en tres directivas. Pero mi vinculación cultural nace en 1967, cuando nace el Teatro Keyzán y se estrena precisamente allí. Luego, actuamos en diferentes ocasiones”, añade.

¿Y qué decir de los conciertos, recitales o festivales de diverso tipo? “Recuerdo el Salón Regio abarrotado de gente incontables veces”, cuenta Alberto Fernández Maquieira, que entró a trabajar allí en 1951 y ahora, jubilado, está en la Directiva. “Teníamos que poner altavoces en la calle, donde la gente seguía arremolinada. No sólo recitales, por ejemplo, una conferencia de Cela”, recuerda.

Ópera

Como señala Espinosa, es un despropósito querer reseñar todas las actuaciones musicales y artísticas, muchas con artistas de máxima cotización en la España del momento (Mari Trini, Massiel, Gurruchaga, Mocedades...). Pero es obligatorio resaltar los festivales de ópera y zarzuela, que dieron acceso a las clases populares y medias de la ciudad a estos eventos y registraron los mayores llenos. También los festivales de la palabra, en que la poesía llevó a su púlpito a gente como Uxío Novoneyra o el mismo Keyzán, por hablar de los gallegos.

Cursos, concursos y exposiciones abundaron en sus instalaciones, en muchos casos cedidas a otras entidades. Desde cursos sobre setas o ajedrez a concursos de gaitas o fotografía, de todo se hizo allí, y no menos en exposiciones, actividad que no ha cesado hasta hoy. Desde artistas noveles o consagrados de Vigo a arte sacro, carteles, canaricultura, antigüedades... Es, también, un contenedor artístico.