Los frecuentes desprendimientos de losetas en pleno casco urbano y en inmuebles relativamente jóvenes han puesto sobre aviso al gobierno vigués. La Concejalía de Urbanismo, en colaboración con la asesoría jurídica del Concello, prepara una nueva ordenanza específica para las fachadas de edificios construidos después de 1950 y que presentan problemas de conservación pese a no tener obligación de someterse a la Inspección Técnica de Edificios (ITE) hasta dentro de dos años. El objetivo de la medida es implicar a las comunidades de propietarios en el problema obligándolos a revisar los elementos externos de la edificación: cornisas, molduras, aplacados de piedra o azulejos y bolardos. Su funcionamiento será parecido al de cualquier otra ordenanza, de tal forma que cada comunidad deberá presentar un informe que acredite la seguridad del inmueble o podrían enfrentarse a sanciones económicas.

La diferencia entre la ITE y esta nueva normativa radica en el objeto de estudio, ya que la primera se centra en la estructura de las construcciones, mientras que la ordenanza que se diseña ahora se encargará en exclusiva de los exteriores. Como paso previo a su redacción y tramitación administrativa, Urbanismo trabaja actualmente en la elaboración de un censo de inmuebles con elementos de riesgo para poder definir cuáles y cuántos edificios deberán someterse a este nuevo examen.

Los diez inspectores de la Gerencia realizan revisiones oculares de los edificios de la ciudad para completar el registro con fichas en las que conste el estado actual de las fachadas y las medidas más adecuadas para reforzar su seguridad.

Un año de problemas

La nueva ordenanza nace de una evidencia, el riesgo de desprendimiento que se viene detectando desde hace más de un año en edificios construidos en la segunda mitad del siglo pasado y que aún no están obligados a someterse a una inspección de arquitectos o aparejadores pero ya presentan problemas de conservación. El concejal de Urbanismo, José Mariño, reconoce que se trata de una normativa "compleja de aplicar" por las dificultades para examinar todas las fachadas con ladrillo cara vista o losetas y determinar con exactitud su estado, "pues en algunas ocasiones es evidente, pero en otros muchos casos no revelan anomalías importantes a simple vista".

Ese será el trabajo que deben realizar en los próximos meses los diez inspectores urbanísticos del municipio, cuyas revisiones dan lugar cada semana a una media de 10 órdenes "urgentes" de ejecución de reforma en edificios antiguos con riesgo de desplome o desprendimiento, como el bloque de Bouzas que se vino abajo el domingo.

El edil vigués explica que estas medidas se adoptan a raíz de las revisiones de los técnicos de Urbanismo, de denuncias vecinales o de partes de la Policía Local y, "si se constata peligro inminente", Mariño asegura que llegan a emitirse las órdenes de reforma "en la misma mañana.