m. fontán

La Fiscalía solicita penas de prisión y de inhabilitación para el ejercicio de la profesión médica para un pediatra y un cirujano especializado en esta rama de la medicina por el presunto incorrecto diagnóstico y tratamiento realizado a una niña de dos años que sufría una adenopatía (inflamación de ganglios linfáticos) en la zona del cuello y por la supuesta negligencia en la posterior intervención quirúrgica a la que fue sometida la menor. El ministerio público señala que la pequeña, tras la operación, llegó a desarrollar un cuadro de shock estafilocócico por el que estuvo ingresada en estado muy grave hasta en tres hospitales gallegos y que le dejaron secuelas como cicatrices, la amputación de una falange distal del dedo de un pie, pérdida de uñas y una neuropatía periférica que provoca que su deambulación sea defectuosa. El juicio se celebrará en Vigo.

El fiscal imputa a ambos especialistas un delito de lesiones graves por imprudencia grave profesional. Así, para el pediatra, de 60 años de edad, pide una pena de cuatro meses de cárcel e inhabilitación para el ejercicio de su profesión durante un año y medio. Para el cirujano, de 68 años, solicita un año y tres meses de cárcel e inhabilitación durante dos años y medio. En concepto de responsabilidad civil, demanda que ambos indemnicen conjunta y solidariamente a la menor con 7.200 euros por los 240 días que según la acusación pública se demoró la operación y la curación de la niña debido "al diagnóstico y el tratamiento erróneo que recibió". En el caso concreto del cirujano pediátrico plantea que indemnice a mayores a la paciente con más de 120.000 euros por los 74 días que permaneció hospitalizada tras la operación, los otros 724 días que estuvo incapacitada y por las secuelas que sufrió.

Los hechos, según relata el fiscal en su escrito de calificación, se remontan al 28 de febrero de 2002, cuando los padres llevaron a su hija a la consulta del pediatra ya que presentaba una adenitis en el cuello. La acusación sostiene que ésta fue incorrectamente diagnosticada por el pediatra, con el conocimiento del cirujano, por lo que la menor, siempre según esta versión, fue sometida durante meses a un tratamiento "que no precisaba" y sufrió "varias sobreinfecciones bacterianas en la zona del ganglio infectado". No fue hasta enero de 2003 cuando la niña fue intervenida, con un retraso de 240 días, señala la Fiscalía.

Añade que el cirujano, pese a conocer las sobreinfecciones que sufrió la menor, no revisó la herida ni le aplicó un tratamiento preoperatorio con antibióticos, por lo que la herida de la pequeña "estaba infectada al tiempo de la intervención". También señala que se actuó de forma negligente tras la cirugía, por lo que la herida quirúrgica "se infectó comenzando escaso tiempo después del alta a dar síntomas de ello como la fiebre por encima de los 38 grados y los vómitos". Pese a que los padres alertaron por teléfono al cirujano, prosigue la Fiscalía, éste "se limitó, sin explorar a la niña, a decir que debía tratarse de una virosis inespecífica y que le dieran antitérmicos, solución telefónica que volvió a reiterar horas después, pese a la persistencia de los síntomas".

Hospitales

Por este motivo, asegura, la niña comenzó a desarrollar un cuatro de shock estafilocócico. Primero fue atendida en el Hospital de Pontevedra, desde donde fue derivada a hospitales de Vigo y de Santiago de Compostela, centros en los que, señala, sí recibió una correcta atención. "Gracias al buen hacer de sus facultativos y al tratamiento intensivo que le prestaron durante meses ésta [la menor] logró salvar su vida", concluye.