La crisis ha llegado incluso a los chiringuitos de la playa, y un refresco en una calurosa tarde de verano ya no está al alcance de todos. Lo dice la propietaria de uno de estos establecimientos de Samil, María González, "de un año para otro se nota que viene menos gente". Sin embargo, manifiesta, "con la crisis se vende muchísimo menos".

"Siempre se gasta algo, pero no tanto como antes". El argumento de Alfonso Cebreiros es uno de los más utilizados por los playeros. Y es que los usuarios de los chiringuitos creen que ahora hay que "mirar los precios", admiten Fernando Porto y Bernardo Cadilla. Por eso, muchos advierten que las frecuentan "bastante menos". "Han aumentado los precios y, además, de una playa a otra también se notan las diferencias", opina Lucía García. "Es mejor venir más días pero gastar lo mismo que antes, que venir menos", relata Alfonso Cebreiro desde una terraza. Su justificación para demostrar que los clientes este verano consumen menos la ratifica María González. Para ella, el sector se enfrenta a un grave problema porque "a la gente que venía siempre, este año ya no la vi", y razona: "los que vienen todos los días cada vez compran menos".

La propietaria de otro puesto en el arenal de Samil, Obdulia Lastra, cree que el problema al que se enfrentan estos negocios reside en que "la vida está muy cara y apreta para todos". Su "colega" María González critica que incluso ha visto clientela a la que "un día te sorprende que no vengan a comprar y luego los ves que están llenando la botella de agua en las duchas". Su temor es, por ello, "perder dinero si la cosa sigue así".

Pero los clientes tienen claro que, mientras la situación económica no mejora, seguirán mudando sus costumbres . "Se nota muchísimo el cambio", indica José Antonio González mientras toma algo en una terraza, "sólo hay que ver todas las neveras que hay por ahí". No obstante, él afirma que "no compro menos en el chiringuito porque un refresco y unas patatas se lo puede permitir cualquier persona". En su misma línea, Antonio González y Mari Carmen Aguiar mantienen que "aunque nosotros estamos mayores para ahorrar y que nos afecte la crisis, sí es cierto que ocupando terrazas hay muchísima menos gente".

Son los turistas los que en menor medida se privan del "terraceo" en estos chiringuitos. "Para dos días que venimos no nos vamos a cortar, ¡es una tontería!", indica Raquel González. En este tipo de establecimientos, lo que más se despachan son cafés y helados. Y, a pesar de las reclamaciones de los clientes, en todos niegan que hayan subido los precios, "porque ya bastante se queja la gente", indica María González.