El Gobierno portugués ha decidido rebajar a la categoría de viceconsulado su oficina diplomática en Vigo. El Consejo de Ministros del país vecino aprobó ayer esta medida, que ya había adelantado FARO poco después de que se conociese, a finales de 2006, la intención del país vecino de echar el cierre a la misión.

El Ejecutivo luso anunció el pasado diciembre una reestructuración de su red diplomática que incluía la supresión del consulado vigués y que causó el rechazo de los políticos, empresarios y sindicatos de la ciudad. Finalmente, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha optado por el descenso de categoría.

La actual cónsul de Portugal en Vigo, María Regina Flor y Almeida, se mostraba ayer "sorprendida" por esta decisión, que conoció a través de este periódico y de la que no tenía ningún tipo de confirmación oficial. "Es una noticia regular. Tenía expectativas mejores", confesaba.

Aunque el descenso de categoría "no es tan grave como el cierre", significa la pérdida del rango de carrera diplomática. Flor y Almeida no se atrevía ayer a valorar las posibles consecuencias que tendrá la rebaja de categoría para los trabajadores del consulado, aunque en el ámbito de las gestiones y trámites que realizan a diario los ciudadanos prevé que "la mayoría de cosas se hagan como hasta ahora". Eso sí, al frente de la oficina deberá estar ahora un vicecónsul.

La diplomática portuguesa cree que las protestas de los diferentes sectores de la ciudad en contra del cierre han hecho reconsiderar al Gobierno portugués su intención inicial, aunque el resultado no haya sido el esperado.

"Un paso atrás"

Por su parte, el responsable del departamento de Inmigración de la CIG, Lois Pérez Leira, calificaba ayer de "paso atrás" y "remiendo a una actitud inexplicable" la transformación de la oficina viguesa en un viceconsulado.

"El cierre sería un error tremendo, pero no me parece de correspondencia que se rebaje su categoría. Seguiremos solicitando que el consulado mantenga su estatus porque el colectivo portugués se lo merece por su dimensión e historia", comentaba el sindicalista.

Leira recordaba que la población lusa constituye el colectivo inmigrante más importante en Galicia y apuntaba a los vínculos culturales y comerciales entre ambos pueblos. "No se entiende esta actitud en un momento en el que miles de trabajadores portugueses cruzan la frontera para trabajar aquí y más se necesitan representaciones diplomáticas", añadía.

La estrategia del Gobierno portugués incluye además cerrar once consulados en todo el mundo, cuatro de ellos en Francia. El de Madrid pasará a convertirse en sección consular de la embajada lusa, mientras que en Bilbao se nombrará un cónsul honorario y la misión de Sevilla se transformará en viceconsulado.