La Ría de Vigo dispondrá en los próximos meses de otras 2.000 plazas más para embarcaciones deportivas. La Autoridad Portuaria ha recibido solicitudes para autorizar todavía más pantalanes, pero de momento ésa es la cifra prevista. En los meses que lleva en el cargo, el presidente del Puerto, Abel Caballero, ha constatado el auge del sector de la náutica recreativa, y su intención es, siempre que cumplan los requisitos medioambientales, promover la creación de más amarres. "Son un fuente de riqueza: de turismo y de empleo", asegura.

También es una fuente de ingresos para su organismo. En la actualidad, en aguas de jurisdicción de la Autoridad Portuaria, hay 3.071 plazas en 16 recintos náuticos distribuidos por la ría. Sus gestores, en su mayoría asociaciones, pagan al Puerto un canon anual, distinto en función de sus dimensiones, de las esloras de las embarcaciones que albergan y de si disponen o no de instalaciones anexas en tierra. La recaudación por el cobro de esta tasa supera los 146.000 euros al año, "poca cosa en comparación con el servicio que prestan", añade Caballero.

Y hay más demanda que oferta. El organismo portuario recibe con frecuencia muchas solicitudes para aumentar esos recintos náuticos. Algunas peticiones son rechazadas de inmediato al no reunir las condiciones exigidas por el Puerto, que prima, sobre todo, el respeto medioambiental. De las cerca de dos mil plazas previstas para este año, el grueso se ubicarán dentro de la remodelación del frente marítimo de la ciudad, lo que supondrá una ampliación del recinto gestionado por el Real Club Náutico de Vigo. En concreto, de las 424 plazas que tiene ahora, pasará a 1.524, convirtiéndose en el mayor estacionamiento náutico de toda la ría.

Junto al del Náutico, otra de las empresas que ha solicitado aumentar su capacidad ha sido Marina Lagoa. Inaugurada a finales del pasado año, dispone de 370 plazas y ya ha pedido autorización para aumentar en unas 200 más. El puerto deportivo de A Lagoa es junto al de Marina Davila Sport, con 200 plazas en Bouzas, de los que más pagan en concepto de canon portuario -30.000 y 20.000 euros al año, respectivamente- por la longitud de buena parte de sus amarres, los únicos en toda la ría destinados a megayates.

El dársena recreativa proyectada por el arquitecto Norman Foster en la zona de Massó, en Cangas, dispondrá de 400 plazas. Cuenta con todos los permisos pero su construcción permanece paralizada. En total pagará al Puerto en torno a los 36.000 euros al año. El Liceo Marítimo de Bouzas gestiona las mismas plazas que la planificadas en Massó, pero su directiva acometerá una restructuración en su dársena que aumentará en 100 amarres su capacidad.

Sumadas las plazas actuales y previstas por el Puerto a las tuteladas por Portos de Galicia, en poco tiempo la ría ofrecerá 5.000 puntos de amarre.