La Xunta refuerza los medios aéreos de extinción para afrontar los nuevos fuegos

Incorpora a partir de este verano dos aviones más al operativo habitual y amplía el periodo de actividad ante el número de incendios y la simultaneidad con que se producen

Un avión de carga en tierra participando en un incendio en Ourense.

Un avión de carga en tierra participando en un incendio en Ourense. / EFE

La campaña de incendios de 2023 fue una de las más relajadas de los últimos años, pero evidenciaron una nueva tendencia: son más virulentos, no están concentrados en los meses de verano y además se producen de forma simultánea. Estas características son las que han llevado a la Consellería do Medio Rural a reforzar los medios aéreos de extinción para las próximas temporadas. Habrá más aeronaves y además estarán operativas más tiempo. Permanecerán activas durante ocho meses, lo que supone 45 días más que lo que solían estar hasta ahora.

Precisamente, esta semana Medio Rural acaba de adjudicar el contrato para el servicio de seis aviones de carga en tierra para operar durante el periodo 2024-2027 en la extinción de incendios en Galicia por un importe de 13,3 millones de euros. Solo una empresa se presentó a la licitación, que fue la elegida.

Dos aviones más y contrato más largo

Este contrato permitirá a la Xunta disponer, con respecto al pasado, de dos aeronaves más de este tipo, que junto con la prolongación de los meses de actividad, al pasar de 6,5 a 8, elevará a 4.320 las horas de vuelo programadas. Cuando sus tripulaciones no estén dedicadas a la extinción de incendios, realizarán tareas de vigilancia y detección de incendios.

La duración del contrato será de un máximo de 36 meses, iniciándose el 1 de julio de este año y acabando en la misma fecha de 2027. “Estos seis aviones estarán a plena y exclusiva disposición de la Consellería do Medio Rural para su uso en las diferentes misiones de lucha contra los incendios o cualquiera otra relacionada con esta materia que la Xunta considere oportuna, siempre respetando las prestaciones técnicas de los aparatos”, indica el departamento dirigido en funciones por José González.

Esta adjudicación va pareja a otra, todavía sin resolverse, sobre el servicio integral de seis helicópteros y cuatro brigadas aerotransportadas por el que se pagará unos 25 millones de euros por tres años, hasta mediados de 2027.

Simultaneidad de incendios

“El número medio de incendios y la simultaneidad de los mismos obligan a la Administración a dotarse, dentro de su dispositivo de prevención y defensa, de medios aéreos que de forma rápida puedan acudir a los incendios y participar en su extinción”, argumenta la Consellería do Medio Rural para justifica este refuerzo.

¿Y por qué se recurre a aviones de carga en tierra y a helicópteros, dejando al margen a los hidroaviones operados por el Gobierno central? Porque debido a la heterogeneidad que presenta la orografía gallega y a las distintas tipologías de incendios, se necesitan diferentes clases de aeronaves, orientadas cada una a un tipo de misión distinta.

Estos cometidos son, además del lanzamiento de agentes extintores como agua y retardantes de las llamas, el transporte de personal –que solo pueden hacer los helicópteros–, la vigilancia de zonas de riesgo de incendios o la coordinación de otras aeronaves que actúan en el mismo siniestro.

Ágiles y rápidos

“El uso de aviones de carga en tierra en estas tareas tiene resultados muy positivos. Se trata de un medio que, debido a su agilidad y rapidez en los desplazamientos, resulta muy útil para la extinción de fuegos en un radio de 30 o 40 kilómetros desde su base operativa”, cuenta la Consellería do Medio Rural.

Otra razón que justifica el contrato de dos aeronaves más de este tipo es la construcción del nuevo aeródromo entre los concellos ourensanos de Verín y Oímbra, que iniciará su operatividad este año, y conviene dotarlo con dos aviones de carga en tierra.

Balance de 2023

El pasado año se registraron 908 incendios, de los cuales el 84% no superó los 10.000 metros cuadrados. El resto (149) quemó 6.774 hectáreas, de las que el 60% de la superficie correspondió a los grandes incendios forestales de Baleira (Lugo) en el mes de marzo y de Trabada-Ribadeo (Lugo) en octubre. Esas casi 7.000 hectáreas consumidas por las llamas fueron un tercio de la media anual de la última década.

De los 149 incendios de superficie relevante (es decir, de más de una hectárea), 51 se produjeron en período de máximo riesgo de incendio (julio, agosto y septiembre), lo que confirma el cambio de tendencia de los fuegos, más repartidos por todo el año debido a las consecuencias del cambio climático. De las 6.775 hectáreas, 4.000 fueron de superficie arbolada (la mitad que la media de los últimos diez años) y el 60% se concentran en los dos grandes incendios forestales del año, el de Baleira y el Trabada.

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