Las mujeres matemáticas menguantes

Las egresadas en el grado, en el mínimo: son casi un 40% menos que seis años atrás

La brecha de género en PISA apenas cede y ronda los 10 puntos a favor de los varones

Biblioteca de Matemáticas en Santiago.

Biblioteca de Matemáticas en Santiago. / A. HERNÁNDEZ

Carmen Villar

Carmen Villar

Las chicas son de letras y los chicos, de números. Es un estereotipo que la sociedad se esfuerza en desterrar, pero los datos de PISA enfatizan, entre las diferencias de rendimiento, las relacionadas con el género, para señalar que uno de los resultados “recurrentes” del examen es que “las chicas superan a los chicos en lectura y, en menor medida, que los chicos superan a las chicas en matemáticas, en promedio, en todos los países participantes”. La cuestión no solo va de números, sino de equidad, porque el mismo informe, en la edición correspondiente a 2022, advierte que “la subrepresentación de las chicas entre el alumnado de rendimiento alto en ciencias y matemáticas puede explicar, en parte, la persistente brecha de género en las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), que a menudo se encuentran entre las profesiones mejor pagadas”.

Matemáticas –cuya nota de corte se ha duplicado en ocho años, hasta 12,26 lo que simboliza el prestigio que ha adquirido– es una de esas carreras a las que ahora llegan sobre todo chicos y de las que salen también más varones, porque no solo importan los estudiantes de nuevo ingreso que ocupan las vacantes en las facultades, sino los que finalizan los estudios y pueden optar a trabajos punteros en inteligencia artificial, informática, finanzas, logística o, en general, empleos que trabajen con datos, entre otras salidas más allá de la docencia.

Según el Ministerio de Universidades, en los últimos años las mujeres han ganado peso en el alumnado de nuevo ingreso de las facultades que imparten titulaciones de Matemáticas y Estadística –del 35% se pasó al 45% en seis años–, pero el dato se halla muy lejos del registrado a mediados de los noventa, cuando las chicas no solo eran mayoría en la matrícula global de estos estudios, sino que ocupaban dos de cada tres vacantes.

Si se analiza el perfil de egresados, es decir, de quienes finalizan con éxito el periplo en los campus, las cifras son todavía peores porque no se percibe una tendencia al alza, sino la contraria: en 2021/22, el último curso del que reúne datos el Gobierno, solo el 37 por ciento de los graduados de titulaciones matemáticas son chicas, frente al 60 por ciento de seis años atrás, casi un 40% menos. La tasa de éxito, que relaciona los créditos superados con los presentados, muestra que los varones sacan ventaja a sus compañeras de carrera: superan el 86,5% de créditos de media, frente al 83,6% de las chicas, aunque ellas intentan forzar la marcha y se presentan a más materias: lo intentan con el 91,2% de las materias y ellos con el 89,3%. Además, la nota media del expediente tras su paso por la facultad es mejor en los hombres: 7,37 frente a 7,02, y la máxima un 9,67 frente a un 8,89, también a favor de los chicos. La regla general en la universidad es la contraria: ellas aprueban más créditos que sus compañeros y sacar mejor media.

La materia genera en Galicia un mayor nivel de ansiedad a chicas que a chicos

Un estudio de EsadeEcPol que analiza “Mujeres en STEM. Desde la educación básica hasta la carrera laboral” señala que a los 15 años, en PISA, la brecha entre chicos y chicas en notas de matemáticas es significativa. En el caso de Galicia, esa distancia entre chavales y chavalas en la parte matemática del examen de la OCDE es de diez puntos a favor de los primeros, un punto por encima de la media europea, con datos de 2022, lo que evidencia un retroceso muy ligero en la brecha si se tiene en cuenta que en 2015 estaba en 10,8 y en 2009, en 11.

El estudio señala que en el caso de España la brecha es “significativa en todos los contenidos matemáticos que se evalúan” y apuntan que “la evidencia acumulada señala que estas diferencias en resultados varían por la afección, autopercepción y ansiedad frente a las matemáticas”. PISA pregunta al alumnado cómo de acuerdo están con siete afirmaciones del tipo Me pongo muy nervioso cuando hago problemas de Matemáticas o Me da miedo suspender Matemáticas y a partir de ahí elabora un índice de ansiedad que, en general, es mayor entre chicas que entre chicos en la OCDE. Dentro de España ese índice alcanza su mayor diferencia en Galicia (0,60 frente al 0,37 estatal). No es en Galicia donde tiene mayor repercusión en puntuación (en este caso al margen de los sexos), pero restaría una media de 16 puntos de la calificación global.

Pero en PISA el alumnado suele ser de ESO. El informe de EsadeEcPol advierte que después, en Bachillerato, se observa una “primera brecha en elección de itinerarios que acabará determinando que una persona se embarque en una carrera STEM o no”. Al respecto, indican que pese a presentar una mayor tasa de promoción con todas las materias superadas al final de la etapa, al margen de la modalidad, las chicas se decantan más por los itinerarios de Artes y Humanidades”. En Galicia también. Son mayoría (53%) en el Bachillerato, pero en Artes llegan a un 74,6% y en Humanidades a un 67,3%, mientras que en Ciencias suponen un 47%. Con todo, eran el 45,2% seis años antes.

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